Anna Pávlova, que derribó fronteras con el ballet, renace con una exposición en Málaga
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Anna Pávlova, que derribó fronteras con el ballet, renace con una exposición en Málaga

Málaga, 20 may (EFE).- La figura de la bailarina Anna Pávlova (1881-1931), que derribó fronteras con el ballet y lo llevó a rincones del mundo que no lo habían conocido, resurge con una exposición que le rinde homenaje desde este martes en el Museo Ruso de Málaga con casi un centenar de piezas.
"Anna Pávlova podría haber elegido otra vida tras la Primera Guerra Mundial, haber actuado en París, Londres y Nueva York y, el resto del tiempo, disfrutar de la vida, pero optó por otro camino", ha afirmado en la presentación el comisario de la exposición y coleccionista de los fondos, Dmitry Yusov.
Ese otro camino le llevó a visitar casi cincuenta países, como EEUU, Canadá, varios en Iberoamérica y Europa, Egipto, Sudáfrica, la India, Australia, Nueva Zelanda "y otros más exóticos como Japón, Birmania o Filipinas", ha resaltado Yusov.
En la exposición se pueden contemplar programas de mano de teatros remotos, recortes de prensa de la época y fotografías, reunidos durante años por este coleccionista en una difícil labor, ya que, tras la muerte de la bailarina, su marido vendió sus objetos personales, que quedaron dispersos por todo el mundo.
Es el caso de un programa con la firma de Pávlova que Yusov encontró en Nueva York y que adquirió a un coleccionista de autógrafos.
"No hay ningún museo en el mundo dedicado a Pávlova, salvo una sala en una galería de San Petersburgo, porque ella vivió en ese edificio a principios del siglo XX", ha apuntado el comisario.
La muestra da cuenta además del paso de la artista por España, que fue en 1919 el primer país europeo en el que actuó después del paréntesis por la Primera Guerra Mundial y tras ser invitada por el rey Alfonso XIII, a quien había conocido en Londres en 1910.
"En cada país, Anna Pávlova intentó estudiar los bailes locales, y en España tomó clases de flamenco", ha señalado Yusov, que ha recordado que la última actuación en nuestro país se produjo en el Liceo de Barcelona en 1930, un año antes de su muerte.
Sobre la faceta personal de la artista, el coleccionista ha resaltado que todos destacan "su filantropía, porque ayudaba a sus compañeros del teatro en San Petersburgo tras la Revolución y compró una casa en París, adoptó a varias niñas huérfanas rusas y las cuidó hasta su muerte".
"Pero también era dura en lo que se refería a los ensayos y a la búsqueda de una técnica perfecta. Ensayaba cada día y su fama está también relacionada con su dureza y con su dedicación al arte. Decía que su único hijo era el arte y difundirlo por todo el mundo", según Yusov. EFE
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