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El Proyecto 908 enseñó a China a no volver a tropezar en la misma piedra con los chips propios

El Proyecto 908 enseñó a China a no volver a tropezar en la misma piedra con los chips propios

La actual carrera de China por la autosuficiencia en chips, marcada por los avances  frente a los vetos, no es solo fruto de inversiones multimillonarias; la experiencia acumulada tras décadas de intentos es crucial. En el origen de esta larga y a menudo tortuosa travesía se encuentra el Proyecto 908: el ambicioso y finalmente fallido primer gran asalto de Pekín a la industria de semiconductores en los años 90. Esta es la historia de esa "primera piedra", un tropiezo fundacional cuyas lecciones resuenan hoy en millones de dispositivos 'Made in China'.

Con Huawei y SMIC (entre otros actores principales como SiCarrier), China ha conseguido lo impensable: sobreponerse a los vetos estadounidenses. Lo han demostrado, aunque todavía con ciertas dudas sobre su capacidad de producción. A pesar de las enormes inversiones de su gobierno, no es la primera vez que intentan conquistar los semiconductores.

El sueño de los chips propios

A principios de la década de 1990, China ya era consciente de su considerable retraso en la industria de los semiconductores frente a líderes mundiales como Estados Unidos y Japón. La industria nacional, aún con algunos logros en los 60 y 70, había perdido terreno, especialmente tras la Revolución Cultural.

China SMIC Imagen: Bloomberg

La respuesta, el Octavo Plan Quinquenal. Y un nombre en clave: Proyecto 908. Los detalles se concretan en este informe de la Comisión Internacional de Comercio de EE.UU. El objetivo de esta iniciativa era convertir a Huajing (operadora 742 de Wuxi, lugar importante para la formación de expertos en los años 60) en un fabricante de talla mundial. Fue uno de los primeros esfuerzos de China por modernizarse en un sector estratégico.

Para impulsar el Proyecto 908, el estado chino realizó una inversión considerable para la época: 2.000 millones de yuanes (377 millones de dólares de 1991). Contrasta con los actuales 47.500 millones de dólares de su desarrollo tecnológico para los próximos años. Sirvió para aliarse con la gigante estadounidense Lucent Technologies, una empresa parte de AT&T.

Según algunos informes, esta unión fue en la práctica, una condición forzada por China para permitir el acceso de Lucent a su mercado. De hecho y a pesar de ella, la tecnología y procesos de fabricación que se iban a implementar en Huajing ya mostraban síntomas de obsolescencia en comparación con los avances a nivel global. Cualquier retraso o elección menos idónea podía ser fatal. Mientras la Ley de Moore aplicaba a los semiconductores de países como EE.UU., el Proyecto 908 tardó ocho años hasta su puesta en marcha.

Desde su concepción hasta su implementación, pasó demasiado tiempo. Este largo periodo exacerbó el problema de China y su desafase tecnológico. Cuando Huajing estuvo lista para producir, la tecnología base estaba varias generaciones anticuada frente a la vanguardia. Podemos decir que esto no ha cambiado demasiado: pese a los avances y multimillonarias inversiones, China no está a la par de países como Taiwán.

Un golpe de realidad y un futuro alentador

Chips Imagen: TSMC

Retrasos, burocracia y un enfoque poco acertado. La citada demora de ocho años fue un factor crítico para la obsolescencia, pero no fue el único. Los problemas estructurales del sistema chino, como su rígido sistema burocrático, y la limitada capacidad de las empresas estatales, obstaculizaron el progreso de la industria de chips. Además, su enfoque de "estilo campaña" del gobierno, útil hoy en día, no fue efectivo para la industrialización de los semiconductores.

La producción testimonial y las pérdidas económicas de Huajing bajo el Proyecto 908 dejaron un rendimiento bastante pobre y con una limitada producción de chips. No alcanzó los objetivos previstos: ni Huajing se convirtió en un IDM líder (empresa de chips que realiza todo el proceso, desde la fabricación al diseño) ni en el "campeón nacional" que se esperaba. A pesar de que no hay detalles sobre las pérdidas específicas, el fracaso de estos primeros esfuerzos es evidente.

Un legado amargo pero instructivo. Tanto el Proyecto 908 como el Proyecto 909, ilustran los desafíos de las primeras estrategias chinas en el desarrollo de chips. El fracaso llevó a China a reevaluar sus enfoques. De hecho, el Proyecto 909 ya era consecuencia del anterior, e intentó agilizar los procesos burocráticos. Mucho han aprendido hasta el día de hoy.

El fracaso de ambos proyecto no mermó la ambición china, sí obligó a una reflexión. Tras la entrada de China en la OMC en 2001, se abrió la veda a una mayor inversión extranjera y una integración más profunda en las cadenas de valor globales. En este contexto, surgieron protagonistas importantes hoy en día, como SMIC (socio de Huawei), fundada en el 2000 con apoyo gubernamental. Fue un punto de inflexión para la nación asiática.

Ascend Chips Ascend de Huawei, enfocados en la IA

A pesar del cambio de paradigma de China, había más hueco para el fracaso. Proyectos como Arca o Loongson tropezaron, y el que no, era un auténtico escándalo: el chip Hanxin lanzado en 2006 era un supuesto desarrollo nacional, pero en realidad, fue una copia que destapó un fraude.

El "Big Fund". El año 2014 marcó un cambio de tendencia con el lanzamiento de la "Guía para Promover la Industria Nacional de Circuitos Integrados" y la creación de un fondo nacional para invertir en el desarrollo de chips. ¿El objetivo? Ponerse al día y alcanzar un nivel avanzado en toda la cadena de suministro. Paralelamente, el plan "Made in China 2025", anunciado en 2015, señaló a los semiconductores como un sector estratégico.

Tras las restricciones de EEUU a ZTE y posteriormente a Huawei, la vulnerabilidad del gigante asiático quedó expuesta. Unos doloros eventos que impulsaron la urgencia de Pekín por lograr el control sobre "tecnologías centrales y clave". En la actualidad, China continúa invirtiendo masivamente para superar los cuellos de botella críticos, especialmente en equipos de litografía avanzadas y materiales especializados.

China Semiconductores

SMIC, el principal fabricante por contrato, ha anunciado progresos hacia nodos más avanzados, con los 7nm controlados y unos procesadores que van directos a los smartphones de Huawei. Sin embargo, todavía tienen camino que recorrer: la imposibilidad de acceder a equipos de litografía ultravioleta extrema (EUV) sigue siendo un obstáculo importante para codearse con actores como TSMC o Samsung. ASML, fabricante de estos equipos litográficos, tiene negadas las relaciones con China.

El crecimiento innegable en capacidad de producción y la determinación política por alcanzar la autosuficiencia, difieren de la brecha tecnológica todavía notable. La herencia del Proyecto 908, con sus lecciones, sigue resonando, aunque si se cumplen los últimos informes, China está más cerca de sus propios equipos avanzados para fabricar chips. La historia está por cambiar.

Imagen de portada | Composición con imágenes de Ran Liwen en Unsplash y Tom's Hardware

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La noticia El Proyecto 908 enseñó a China a no volver a tropezar en la misma piedra con los chips propios fue publicada originalmente en Xataka Móvil por Pepu Ricca .

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XatakaMovil.com

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