Así será el centro simulado de práctica para estudiantes de Salud más grande de América Latina
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Así será el centro simulado de práctica para estudiantes de Salud más grande de América Latina

¿Qué ocurre cuando la realidad virtual, la IA y otras nuevas tecnologías se unen para servir a un área tan importante como lo es el aprendizaje en Salud, por ejemplo, simulando con altísima precisión cómo se comporta en tiempo real un corazón que está sufriendo un infarto?
Ocurre esto: la construcción en Chile del centro de aprendizaje y práctica en Salud más grande de América Latina, llamado Centro de Educación Clínica Avanzada (CECA), que se emplazará en la comuna de Maipú, en Santiago y estará listo en 2027.
Con más de 18 mil metros cuadrados de extensión, cuando el CECA esté 100% operativo podrá acoger a más de 1.000 alumnos simultáneamente, de las 21 carreras de Salud de la Universidad Andrés Bello, Las Américas y AIEP.
El gran objetivo de este lugar, que contempla una inversión de 40 millones de dólares, es entregarles a los estudiantes un espacio en el que puedan tener una experiencia clínica segura y repetir, consolidar y profundizar su aprendizaje, explica Sergio Becerra, director clínico del CECA.

“El semestre de ingreso al centro varía según la carrera y la institución, pero hay programas que comenzarán a utilizar sus instalaciones desde el primer semestre de formación. Esto permitirá que los estudiantes se familiaricen tempranamente con entornos clínicos simulados, facilitando una progresión pedagógica más estructurada y segura a lo largo de su trayectoria formativa”, agrega Becerra.
Por su parte, la rectora del Instituto Profesional AIEP, Loreto Ferrari, explica que “en AIEP, impulsamos el progreso del país, la comunidad y las personas, a través de la formación para el trabajo y el emprendimiento a lo largo de la vida con educación de calidad, flexible, potenciada por la tecnología y la innovación. El CECA es un ejemplo de esto; del impulso a la transformación en la educación en salud a través de un espacio único”.
En términos de infraestructura, el CECA se está construyendo a imagen y semejanza de un centro de salud real. Considera siete espacios hospitalarios -pabellón de cirugía inmersiva, unidad de cuidados intensivos, área de urgencias, atención prehospitalaria, área de pabellón quirúrgico completo, farmacia hospitalaria y una sala inmersiva de salud con proyecciones, sonidos y ambientación envolventes.
Además, tendrá ocho espacios ambulatorios: una casa simulada, un centro de atención primaria, una farmacia comunitaria, un centro de medicina física y rehabilitación, un centro de infusión y hemoterapia, un centro de especialidades y pacientes virtuales, un espacio de emergencias sanitarias, epidemias y desastres, y un centro de imagenología.
¿Qué podrán hacer los estudiantes aquí? Vivir una experiencia completamente inmersiva, donde puedan enfrentarse tanto a atenciones del día a día como a urgencias de forma muy realista, para así desarrollar las competencias necesarias para aquellos ambientes laborales más exigentes.
“Nuestro modelo de formación en carreras de la Salud contempla la simulación clínica, la práctica clínica real y, a ello, hoy se agrega esta experiencia inmersiva en el CECA. Este centro viene a reforzar nuestra formación y a entregarle a nuestros estudiantes una posibilidad única de acceder a un espacio desarrollado bajo los más altos estándares internacionales”, destaca el rector de la Universidad Andrés Bello, Julio Castro. “Es un complemento seguro para la formación clínica, que fortalecerá su aprendizaje y reforzará sus conocimientos y habilidades”.
Una visión similar tiene su par de la Universidad de Las Américas, Pilar Romaguera:
“En Chile, somos pioneros en la incorporación de la simulación clínica en la formación de profesionales de la salud. Este centro no solo fortalece el aprendizaje práctico, sino que también eleva la calidad del proceso formativo, consolidando nuestro compromiso con una educación centrada en la humanización del cuidado y el servicio a la comunidad”.
Más allá de muñecos
Basado en la experiencia de otros campos clínicos que utilizan altas tecnologías –como el Hospital Simulado de la Universidad Europea de Madrid o el The Women’s Guild Simulation Center, del Cedars Sinai Hospital de Los Angeles, Estados Unidos, entre otros– el CECA incorporará en su infraestructura tecnología de punta.
Entre los adelantos disponibles habrá simuladores hiperrealistas –que permiten, por ejemplo, recrear funciones fisiológicas con sorprendente precisión; pacientes virtuales generados con IA, realidad aumentada, realidad virtual y mixta, y simuladores de procedimientos, que ayudarán a los alumnos a analizar y tomar decisiones clínicas. También habrá una ambulancia especialmente diseñada para una experiencia inmersiva en el manejo de emergencias y atención prehospitalaria, pantallas interactivas de alta definición, impresiones en 3d y equipamiento con inteligencia artificial.
“El concepto tradicional de ‘hospital simulado’ ha evolucionado radicalmente en los últimos años. En el CECA, se proyecta el uso de tecnologías de educación clínica de última generación que van mucho más allá de los ‘muñecos’ básicos o crash test dummies”, ilustra Sergio Becerra.

“Por ejemplo, se proyecta incorporar modelos en realidad virtual (VR) o aumentada (AR) no solo para anatomía, sino también para diagnóstico clínico, imagenología, atenciones clínicas y simulación terapéutica de distintos casos clínicos para todas las carreras que asistan al CECA. Habrá modelos, por ejemplo, para ver infartos agudos al miocardio, insuficiencias cardíacas, EPOC, cáncer o enfermedades infecciosas, entre otras”.
¿Reemplazará el CECA a la práctica profesional con pacientes de verdad? De ninguna manera, enfatiza Sergio Becerra. Pero sí les permite llegar mucho más preparados a ese momento.
“La idea es complementar y ampliar la experiencia. Estas herramientas permiten que los estudiantes lleguen a sus prácticas reales con más horas de entrenamiento; les permitirá un aprendizaje de sus errores y que estos sean corregidos en un entorno seguro y controlado, sin riesgos para los pacientes y los propios estudiantes”, complementa.
Todo esta antesala, sin duda, les dará a los alumnos más confianza y más dominio técnico y emocional. “Además, se complementará con el uso de actores como pacientes estandarizados, fomentando la interacción con personas reales, pero en ambientes controlados”, cuenta Becerra.
“Las prácticas reales seguirán siendo un componente clave de la formación profesional, pero ahora se complementarán con entornos que permiten repetir procedimientos, reflexionar sobre decisiones, recibir retroalimentación inmediata y simular situaciones que en la vida real son difíciles de encontrar o son altamente riesgosas. En otras palabras: la tecnología no reemplaza al paciente humano, pero sí reemplaza la improvisación como forma de aprendizaje”.
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