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Clínicas y hospitales ajustan sus maternidades por la crisis de natalidad

Clínicas y hospitales ajustan sus maternidades por la crisis de natalidad

Cada vez hay menos nacimientos en Chile, por lo que clínicas y hospitales han debido ajustarse a esta nueva realidad.

No es algo que esté ocurriendo sólo aquí. La crisis de natalidad es global y tiene efectos concretos. En Estados Unidos, por ejemplo, más de 500 hospitales han cerrado sus áreas de parto entre 2010 y 2022, según un estudio publicado por The New York Times, afectando principalmente a áreas rurales.

En Chile no ha sido tan masivo, pero las camas que destinan los hospitales y clínicas a maternidad sí han venido a la baja. En algunos casos, incluso se han visto cierres, reconvirtiendo los espacios para otras necesidades de la población.

Por ejemplo, al finalizar el año 2019 el Hospital Militar de Santiago cerró su unidad de maternidad y neonatología. En el sector privado, RedSalud terminó en 2021 con sus áreas de maternidad en cinco de sus clínicas, siempre y cuando, sostiene, los pacientes tengan otras alternativas para atenderse.

El caso más emblemático es el de la Clínica RedSalud Vitacura, que hasta 2018 se llamaba Clínica Tabancura y que nació en 1992 como un centro de maternidad, pero que dejó de tener este servicio hace cuatro años. Así, RedSalud decidió concentrar toda su maternidad de la Región Metropolitana en su clínica de Santiago Centro.

Clínicas y hospitales ajustan sus maternidades por la crisis de natalidad

Es que basta con ver los números que reporta el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) para entender lo que hay detrás: las cifras provisionales de 2024 arrojaron que el año pasado hubo 154.441 nacimientos en Chile, 19.626 nacimientos menos que en 2023 (un descenso del 11%) o una baja de 96.556 en una década (un 38,5% menos que en 2014).

De esta manera, la tasa bruta de natalidad a nivel país alcanzó a 7,7 nacidos vivos por cada mil habitantes en 2024. Esto representa casi la mitad que los 14,2 nacidos vivos por cada mil habitantes de hace 10 años (2014). Y para qué hablar de los 20,1 nacidos vivos por cada mil habitantes de hace 30 años (1994).

Desde el sector privado, Clínicas de Chile, el gremio que agrupa a los prestadores, estima que, “en términos globales, el sector de salud privado puede estar registrando, por esta y otras causas, y al menos en los últimos dos años, un decrecimiento en el número de partos en torno al 10% anual. Esto es relevante por las implicancias que el envejecimiento de la población tiene para el país”.

No sólo en el sector privado se han sentido los efectos. También en el público. Desde la División de Gestión de la Red Asistencial (Digera), departamento perteneciente a la Subsecretaría de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud, recopilaron cifras que muestran que en 2014 había 2.968 camas obstétricas en el sector público en todo el país, pero han venido disminuyendo progresivamente hasta llegar a 2.293 camas el año pasado. Así, en una década hay 675 camas de maternidad menos en los establecimientos pertenecientes al Sistema Nacional de Servicios de Salud, una caída del 22,7%.

Clínicas y hospitales ajustan sus maternidades por la crisis de natalidad. En la imagen, el nacimiento del primer bebé en la RM en 2025

“Es importante señalar que estas camas se destinan a dar atención de embarazos de alto riesgo, pacientes con necesidades ginecológicas o pérdidas reproductivas, mujeres en posparto junto a su recién nacido, entre otros. Por lo tanto, y en respuesta a la evolución de las necesidades de salud, la red ha realizado este ajuste, adaptándose a la demanda actual de hospitalización y garantizando una atención eficiente, tanto a pacientes obstétricas como ginecológicas”, comenta Digera.

La baja en las clínicas

Al consultar a las principales clínicas del país sobre la evolución del número de camas destinadas a maternidad entre 2014 y 2024 y la cantidad de partos que hay en sus recintos, se obtiene una baja prácticamente en todas ellas, con contadas excepciones, en prestadores que atienden a segmentos socioeconómicos de mayores ingresos en el sector oriente de la capital.

Respondieron a esta consulta los prestadores de Empresas Banmédica, Clínica Las Condes (CLC), Indisa, Clínica Alemana, UC Christus, RedSalud y Clínica Universidad de los Andes. La única que no respondió fue Bupa.

Clínica Dávila Recoleta es uno de los recintos que registra la mayor baja: “Ha visto una drástica caída en la cantidad de partos, pasando de 8 mil en 2014 a solo 1.500 en 2024. Esto nos llevó a reducir en un 50% la capacidad de su Servicio Integral de la Mujer (SIM), de 120 a 48 camas gineco-obstétricas”, comenta José Ignacio Valenzuela, gerente general de Prestadores Chile de Empresas Banmédica. Con ello, en Dávila Recoleta el número de partos ha caído cerca del 80% en una década.

En Clínica Dávila Vespucio ha ocurrido algo similar: las camas de maternidad disminuyeron desde 24 en 2014 a 14 en 2022. Ello, “debido a la disminución de egresos obstétricos, que cayeron un 23% entre 2018 y 2024 (de 2.419 a 1.872). Esta reestructuración ha permitido una gestión más eficiente de los recursos y una ocupación estable por sobre el 80%”, puntualiza Valenzuela.

En tanto, Clínica Santa María tenía 44 camas en 2014 y las redujo a 36 en 2024, para aumentar la capacidad y complejidad del área de neonatología. En Clínica Biobío, las camas bajaron de 14 en 2014 a 12 en 2024.

En Indisa también ha venido a la baja el número de camas, en línea con la reducción de partos de la última década. Si en el 2014 tenían 74 camas para un total de 5.158 partos, en 2024 contaban con 48 camas y atendieron 3.361 partos. Para 2025, proyectan un nivel de partos similar al del año pasado.

En RedSalud, el número de partos y cesáreas ha pasado desde los 9.216 que registraban en 2018 (año en que nació la marca única RedSalud) a 3.994 en 2024, una caída del 56,7%. En esa línea, si en 2022 la disponibilidad de camas gineco-obstétricas era de 78, al término del año pasado eran 40.

El doctor Pedro Daza, jefe del Departamento de Ginecología de Clínica Las Condes (CLC), sostiene que en 2014 contaban con 40 camas en maternidad y 8 camas en Cevim (centro para mujeres embarazadas de alto riesgo). Pero en 2024 tenían la mitad de esas camas de maternidad (20) y mantenían las 8 camas Cevim. Esto está en línea con la baja en la cantidad de partos que han registrado: si en 2014 hubo entre 110 y 130 partos mensuales en CLC, en 2024 fueron 40 al mes.

En el Hospital Clínico UC Christus también se ha registrado una baja: en 2014 el número de camas disponibles para maternidad eran 34, número que cayó a 27 en 2024.

“Esta reducción responde a una remodelación orientada a mejorar la calidad de nuestras habitaciones y la experiencia de las pacientes. A esto se suma una baja sostenida en la tasa de natalidad: en 2014 atendimos cerca de 2.100 partos, mientras que en 2024 esa cifra bordea los 1.550″, comentaron.

Eso sí, el grupo no ha observado una caída en Clínica San Carlos de Apoquindo, donde aseguran que han “mantenido una dotación constante de 14 camas de maternidad desde 2014 hasta hoy. Pese al escenario nacional de disminución de nacimientos, conservamos nuestros servicios activos, con foco en casos de mayor complejidad. De hecho, nos mantenemos en alrededor de mil partos al año, lo que se corresponde al promedio de los últimos años”.

En Clínica Universidad de los Andes hay una baja en partos, pero se han mantenido las camas, pues no ha disminuido la ocupación. El doctor Francisco Larraín, subdirector médico, explica que “probablemente no tenemos la misma curva que otros recintos de salud, porque debemos considerar que somos una clínica joven que abrió sus puertas en mayo del año 2014″.

En ese contexto, cuenta que el servicio de ginecología y obstetricia tiene 20 camas desde su apertura, con ocupaciones cercanas al 85%. “Entre 2023 y 2024 registramos una caída del 9,6% en los partos, pero nuestra ocupación no ha bajado, porque no solo vemos puérperas, sino que también atención ginecológica y embarazos de alto riesgo, dado que somos referentes en medicina materno fetal a nivel nacional y latinoamericano, con técnicas quirúrgicas que no están disponibles en otros centros de salud. Hemos ocupado con nuestras pacientes camas del servicio de médico quirúrgico más que ningún otro año, debido a un aumento de pacientes ginecológicas y de alto riesgo”, comenta Larraín.

El doctor Bernd Oberpaur, médico director de Clínica Alemana, sostiene que han mantenido estable el número de camas de maternidad desde 2014, en 53. Es lo mismo que ha ocurrido con la cantidad de partos en los últimos cinco años, pues anotaron entre 3.800 y 3.900 anuales. “Con eso, nos hemos posicionado como la maternidad líder en el sector privado en la Región Metropolitana”, asegura.

La reconversión

Las mujeres están postergando la maternidad. Antes de 2012, la mayor cantidad de nacimientos era de madres que tenían entre 20 y 24 años, o de entre 25 y 29 años. Pero entre 2012 y 2019 fue el grupo de 25 a 29 el que lideró.

Desde 2019 hasta ahora, son las madres de entre 30 a 34 años las que concentran la mayor proporción de nacimientos, sumando 45.674 en 2024, o un 29,6% del total, según el INE.

Al aumentar la edad promedio en que las mujeres son madres también han subido los partos de mayor riesgo. La reconversión que han hecho las clínicas de sus áreas de maternidad, al igual que los especialistas y subespecialistas ligados a ginecología y obstetricia, muchas veces ha ido en ese sentido: están poniendo mayor foco y fortaleciendo sus áreas de partos de alto riesgo, pero también las de fertilidad.

Bernd Oberpaur afirma que en Clínica Alemana la edad promedio de las mujeres en su primer parto en 2017 era de 32 años, pero hoy es de 34 años. “Ese es un cambio muy importante, porque a mayor edad de la mujer, el riesgo para ambos, para la madre y para el hijo, es mayor, por tanto estamos teniendo una mayor tasa de condiciones que acompañan el embarazo que lo transforman de alto riesgo”, sostiene.

También han visto, dice el director de la Alemana, un mayor número de parejas que han acudido a pedir asesoría en medicina reproductiva, “que necesitan apoyo para lograr un embarazo”. Si en 2021 tuvieron cerca de 440 ciclos de tratamiento de este tipo, en 2024 fueron unos 800.

En Banmédica también han visto un aumento en la edad promedio de las madres. En Clínica Dávila Vespucio, por ejemplo, pasó de 29,9 años en 2018, a 31 años en 2024. José Ignacio Valenzuela explica que bajo el escenario actual, han hecho “una redefinición estratégica, nos hemos enfocado en impulsar las atenciones de alta complejidad, especialmente en neonatología y en pacientes con múltiples patologías. Esto nos ha motivado a invertir en tecnología de punta para el diagnóstico y manejo de casos complejos al nacer”.

De hecho, en Clínica Santa María a fines del año pasado inauguraron la nueva Unidad de Neonatología, “diseñada para atender a recién nacidos prematuros o con necesidades especiales, actualmente cuenta con 12 camas, lo que implicó un crecimiento del 9% desde el año 2014″.

El doctor Pedro Daza, de CLC, cuenta que, dado que hay menos embarazos, pero más complejos, están “creando seguros para las madres y una unidad intermedia obstétrica para el embarazo patológico”.

Otras clínicas, en cambio, han reconvertido sus espacios de maternidad en áreas dedicadas a enfermedades. Como RedSalud, la que donde cerró maternidad "abrió o fortaleció áreas dedicadas a la prevención y tratamiento de enfermedades con mayor prevalencia en el país y que son la principal causa de muerte en Chile, como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares”.

Aníbal Scarella, presidente de la Sociedad Chilena de Medicina de Reproducción y miembro del directorio de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología, cree que su especialidad va a cobrar cada vez más relevancia. “Vamos a tener menos partos, pero más complejos, por lo tanto, el nivel de especialización va a tener que ser mayor. Pero también, vamos a tener que reorientar nuestra carrera hacia un rol de educación de los cuidados de la fertilidad, para tratar la infertilidad, pero también para prevenirla”, explica.

Scarella cree que “debe haber una reorientación de los recursos económicos y logísticos del Estado, hacia ayudar a las personas que no se pueden embarazar, porque tienen problemas de fertilidad, y que el Estado no las está ayudando. Hay unas 400 mil personas en esta situación”.

El doctor Jorge Sandoval, director del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, comenta que, en su especialidad, además de poner foco en métodos anticonceptivos, en los diagnósticos prenatales y sus tratamientos, también ha tomado fuerza la infertilidad. “Alrededor del 20% de la población tiene algún problema de fertilidad”, comenta. La idea es mejorar el acceso a las técnicas de reproducción asistida, tanto de alta como baja complejidad. “Van a tener que haber políticas públicas y recursos para estimular esa vía”, proyecta.

Y dado el envejecimiento de la población, también ha tomado relevancia el acompañamiento de la mujer en la fase de climaterio y menopausia. “Si tenemos una expectativa de las mujeres de alrededor de 84 años, y tienen su menopausia entre los 45 y 50 años, prácticamente la mitad de su vida la van a vivir en el periodo posmenopausia”, explica.

Fuente

LaTercera.com

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