De río misterioso a símbolo de identidad: la fascinante historia ancestral detrás de la palabra “Aragón”
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De río misterioso a símbolo de identidad: la fascinante historia ancestral detrás de la palabra “Aragón”

Lenguas ancestrales y hasta reinos medievales utilizaron esta denominación que evolucionó como un legado celta e íbero que se mantiene vivo en la identidad y la toponimia de la región española, publicó National Geographic
El nombreAragónencierra un enigma ancestral que precede a la romanización de la Península Ibérica, cuando pueblos celtas e íberos habitaban las tierras que hoy conforman esta comunidad autónoma deEspaña.
Esta denominación, moldeada por diversas civilizaciones, mantiene un vínculo fundamental con elrío Aragóny las raíces lingüísticas de sus primeros pobladores. Según informó National Geographic, la historia del nombre refleja la huella de celtas, romanos, musulmanes y castellanos, constituyendo un testimonio de la identidad aragonesa.
El marco celta e íbero y el significado lingüístico de “Aragón”
Mucho antes de consolidarse como comunidad autónoma, el territorio de Aragón fue escenario de convivencia entre celtas e íberos, quienes dejaron su impronta en la toponimia local. El términoCeltiberiailustra esa fusióncultural, y el propio nombre “Aragón” se originó en dicho contexto.
La denominación surgió en época prerromana a partir de los lenguajes de estos pueblos, y su pervivencia a lo largo de los siglos demuestra la capacidad de adaptación frente a las transformaciones peninsulares.

Investigadores destacan que la raíz“AR”posee un significado relacionado con el agua. Los celtas, asentados junto al río Aragón —cuya fuente está en los Pirineos y desemboca en el Ebro—, identificaron la región tomando ese accidente geográfico como referente, de manera análoga a otras culturas celtas que denominaron ríos europeos con esa raíz: elAra(Península Ibérica),Arno(Italia),Aar(Suiza) yArdeche(Francia).
Cambios históricos: de la romanización a la consolidación medieval
La llegada de los romanos trajo una transformación del nombre, que pasó a ser “Aragus flumen”, conservando la referencia al río, aunque adaptada a las normas lingüísticas y políticas romanas.
El desarrollo de la región se refleja también en la evolución de su capital.Zaragozarecibió el nombre deCaesaragustabajo dominio romano, para convertirse después enSaraqustaen época musulmana y finalmente adoptar la forma Zaragoza. Este recorrido evidencia cómo los topónimos reflejan las sucesivas etapas históricas y los cambios de poder.

En cuanto al territorio, la denominación evolucionó de “Aragus” a “Arago” y, en tiempos de los Reyes Católicos, adquirió la forma definitiva: Aragón.
La primera mención documentada del nombre tal como se conoce hoy data delaño 828. Ese año el condeGalindo, junto con el rey de Pamplona, realizó una donación al monasterio de San Juan de la Peña, firmando como “comite Galindone de Aragon”.
Este hecho constituye la referencia más antigua conservada con el nombre en su forma actual y marca el inicio de su uso oficial.
Perspectiva historiográfica y relevancia actual
El origen y desarrollo del nombreAragónfueron estudiados por historiadores y lingüistas.Sergio Martínez Gil, licenciado en Historia por la Universidad de Zaragoza, señaló en el sitioHistoria de Aragónque la raíz “ar” o “ara” se utilizaba para designar cursos de agua, especialmente en zonas de presencia celta.

El licenciado considera probable que la población aprovechara ese componente para identificar distintos ríos y, por extensión, sus territorios. Así, “ar” o “ara” derivó en el términoArago, que en latín evolucionó hasta llegar aAragón, primero como denominación fluvial y después como nombre de la región.
El uso del términoAragóndesde el siglo IX hasta hoy lo convierte en uno de los nombres más antiguos entre las comunidades autónomas deEspaña. Su permanencia, a pesar de las múltiples transformaciones históricas y lingüísticas,demuestra la continuidad de la identidad aragonesay la importancia de la relación entre geografía y memoria colectiva.
Entre ríos, lenguas antiguas y civilizaciones sucesivas, el nombre Aragón se mantuvo como símbolo de unión entre la geografía, la cultura y la historia viva de una región clave de la Península Ibérica.
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