Dina Boluarte, la presidenta con peor imagen en Sudamérica: encuesta regional la ubica por debajo de Nicolás Maduro
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Dina Boluarte, la presidenta con peor imagen en Sudamérica: encuesta regional la ubica por debajo de Nicolás Maduro

La mandataria ha venido acumulando un desgaste sostenido desde que asumió el poder en diciembre de 2022, tras la vacancia de Pedro Castillo
La presidenta del Perú, Dina Boluarte, ocupa el último lugar del ranking de imagen positiva entre los jefes de Estado sudamericanos. Así lo reveló una reciente encuesta regional realizada por CB Consultora Opinión Pública, de Argentina, que evaluó la percepción ciudadana sobre diez mandatarios del continente durante mayo de 2025.
Con solo un 19,8 % de imagen positiva, Boluarte no solo se encuentra en el fondo de la tabla, sino que presenta la caída más abrupta del mes, con un retroceso de 5,1 puntos porcentuales respecto al estudio anterior. Su nivel de desaprobación la posiciona incluso por debajo de Nicolás Maduro (29,1 %), presidente de Venezuela, y de Luis Arce (25,5 %), mandatario boliviano.
Este resultado representaría un nuevo golpe a la gestión de Boluarte, en medio de un contexto político marcado por cuestionamientos, protestas intermitentes, crisis de gabinete y escándalos que han desgastado su legitimidad tanto en el ámbito nacional como internacional.
Milei, Noboa y Orsi: el contraste del liderazgo regional
Mientras la mandataria peruana enfrenta una fuerte desafección ciudadana, otros líderes de la región muestran una tendencia opuesta. El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, encabeza el ranking con un 52,1 % de imagen positiva, seguido por el argentino Javier Milei (49 %) y el uruguayo Yamandú Orsi (48,8 %).

Este trío de mandatarios -de perfiles e ideologías distintas- logra conectar con sus respectivos electorados en medio de contextos internos marcados por incertidumbre económica y fragmentación política. Noboa ha consolidado su figura como líder joven frente a desafíos de seguridad y gobernabilidad. Milei ha capitalizado su discurso confrontacional con una recuperación en su aprobación, y Orsi, recién llegado al poder, mantiene una imagen favorable como parte del recambio político en Uruguay.
En una posición intermedia se ubica el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, con una aprobación cercana al 47 %, aunque fuera del podio de los tres primeros.
El caso peruano en cifras
La encuesta, realizada entre el 19 y el 22 de mayo de 2025, evidenció que el desempeño de Dina Boluarte no solo es el más bajo del bloque, sino también el que más se deterioró en el último mes. Con un margen de error estimado de entre 2 % y 3 % por país y un nivel de confianza del 95 %, el estudio se basó en una muestra total de 12.512 personas mayores de edad, residentes en Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
La técnica utilizada fue CAWI (encuestas online), con muestras representativas por país, estratificadas según género, edad, nivel socioeconómico y ubicación geográfica. Estos datos refuerzan la solidez estadística del resultado y permiten comparaciones interregionales de imagen pública.
En el caso peruano, Boluarte ha venido acumulando un desgaste sostenido desde que asumió el poder en diciembre de 2022, tras la vacancia de Pedro Castillo. Su gestión ha enfrentado múltiples crisis políticas, renuncias ministeriales, una respuesta polémica frente a las protestas sociales y recientes investigaciones sobre presuntos actos de corrupción que afectan a su entorno.

La caída como termómetro político
La imagen presidencial, aunque no siempre vinculada directamente al desempeño económico o legislativo, actúa como termómetro de legitimidad en regímenes democráticos. En ese sentido, la caída de Boluarte en este ranking puede interpretarse como una señal de debilidad institucional y una advertencia sobre el estado del vínculo entre ciudadanía y gobierno en el Perú.
En contraste, el caso de Milei en Argentina ofrece otro ángulo: pese a las controversias que genera su estilo de liderazgo, fue el mandatario que más creció en imagen positiva en mayo, con un incremento de 2,7 puntos.
Esta dinámica sugiere que la imagen presidencial no responde a un solo patrón, sino que está sujeta a factores como la narrativa, la percepción de autoridad, la capacidad de gestión y, sobre todo, la conexión emocional o simbólica con la población.
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