Las imágenes compartidas en redes sociales por el Movimiento 23 de Marzo (M23) mostraron a combatientes abandonando la ciudad de Uvira a pie, marcando un momento clave en la dinámica del conflicto en el este de la República Democrática del Congo (RDC). En estos mensajes, los delegados del grupo señalaban que el objetivo central era evitar perjuicios a la población civil y facilitar los pasos hacia una desmilitarización efectiva en la región. Este anuncio coincidió con la intensificación de las gestiones diplomáticas por parte de potencias internacionales y la expectativa de una transición pacífica del control de la ciudad, según informó Europa Press.
De acuerdo con información publicada por Europa Press, la decisión de retirada por parte del M23 fue tomada luego de recibir una petición expresa de Estados Unidos, que intervino como mediador en las conversaciones enfocadas en contener la violencia en la zona de Kivu Sur. Tanto comunicados oficiales del M23 difundidos a través de la red social X, como declaraciones de la alianza político-militar Alianza Río Congo (AFC), que lidera este grupo, afirmaron que la medida es unilateral y busca fomentar la paz y la estabilidad en el territorio. Voceros de la AFC insistieron en la naturaleza propia de la iniciativa rebelde, aunque esta ocurrió paralelamente a nuevos llamados de la comunidad internacional para detener los enfrentamientos en el este de la RDC.
El repliegue del M23 incluyó el planteamiento de condiciones específicas, entre ellas la instauración de una zona desmilitarizada y la protección de los habitantes de Uvira y sus alrededores, según detalló Europa Press. Representantes del grupo enfatizaron que la acción pretendía facilitar la transición hacia un proceso más amplio de pacificación y evitar cualquier deterioro adicional de la situación humanitaria, que ya enfrenta fuertes tensiones debido a años de enfrentamientos en la región.
De acuerdo con el medio europeo, el control de Uvira, considerada la segunda ciudad más significativa de Kivu Sur, había pasado nuevamente a manos rebeldes menos de una semana antes del anuncio de retirada. Este avance se integró en una reciente ofensiva que abarcó también capitales provinciales vecinas, especialmente en Kivu Norte, acentuando el conflicto entre el gobierno congoleño y fuerzas opositoras, en un contexto de complejas alianzas y rivalidades regionales.
La AFC, a través de declaraciones en Facebook, negó que la decisión estuviera motivada por presiones externas e indicó que el repliegue obedecía a la voluntad del grupo de contribuir a la evolución del proceso de paz. En ese comunicado, la alianza subrayó que la retirada se realizó de manera ordenada, sin que se produjeran incidentes violentos, saqueos o alteraciones del orden público en Uvira ni en áreas aledañas. Además, la organización explicó que la acción respondía al cumplimiento de acuerdos previos firmados con el Gobierno de la RDC y aceptados por Kinshasa.
En el contexto de estos desarrollos, la presión internacional contra Ruanda y el M23 aumentó en las semanas previas a raíz de la preocupación sobre las condiciones de la población local, reportó Europa Press. Estados Unidos y varios miembros de la Unión Europea demandaron el cese inmediato de los combates, particularmente en distritos limítrofes con Burundi, y promovieron el inicio de un diálogo que limite la expansión de la violencia.
Al mismo tiempo, la comunidad internacional fijó como prioridades la creación de mecanismos efectivos para salvaguardar a los civiles, mejorar la seguridad y abrir caminos hacia una solución política y negociada al conflicto, según subraya el reporte de Europa Press. Las acciones del M23, como la retirada de Uvira, han sido examinadas bajo la perspectiva de este escrutinio internacional y en concordancia con los esfuerzos diplomáticos multilaterales.
La presión global hacia Ruanda, a quien el gobierno congoleño acusa de proporcionar apoyo logístico y militar al M23, adquirió mayor relevancia debido a la composición mayoritaria de la insurgencia por miembros tutsi congoleños. El gobierno de Ruanda, por su parte, sostiene que las Fuerzas Armadas de la RDC actúan junto a otras milicias contra la comunidad tutsi dentro del país, contribuyendo a un panorama de acusaciones cruzadas que obstaculizan el avance hacia el cese de hostilidades.
El conflicto en el este del Congo se caracteriza por una crisis humanitaria persistente, con desplazamientos masivos y una situación de riesgo constante para la población, reflejada en la información transmitida por Europa Press. Organizaciones internacionales y actores regionales han expresado en reiteradas ocasiones la urgencia de atender las condiciones de vida de quienes residen en las provincias de Kivu Sur y Kivu Norte, cuya vulnerabilidad se ha agravado a raíz de la escalada reciente de las hostilidades.
En ese contexto, la salida de combatientes del M23 de Uvira bajo condiciones de repliegue organizado no solo responde a dinámicas internas del grupo insurgente, sino también a nuevas realidades diplomáticas. Europa Press añadió que este movimiento coincidió con la firma de un acuerdo bilateral celebrado en Washington, en el cual los presidentes de la RDC y Ruanda, Félix Tshisekedi y Paul Kagame, discutieron medidas destinadas a contener el avance del conflicto en la frontera que comparten con Burundi.
El desarrollo de los acontecimientos en Uvira y otras ciudades relevantes de la región se da en un entorno de vigilancia constante de la comunidad internacional, que observa las consecuencias directas de la intervención diplomática sobre el conflicto armado en el este de la RDC. Según evidenció Europa Press, tanto Washington como las capitales europeas han asumido un papel de interlocutores para facilitar negociaciones entre las partes, con el fin de reducir la violencia y agilizar los mecanismos de protección a la ciudadanía en las áreas afectadas.
La retirada del M23 de Uvira se integra así en una cadena de episodios que ilustran el peso de la presión externa en los procesos de toma de decisión de los grupos armados activos en el África central y las complejidades asociadas al manejo del conflicto por las autoridades nacionales, las potencias regionales y los organismos multilaterales.
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