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“Fue 20 mil veces más potente que Hiroshima”: A 65 años del peor terremoto de la historia exhiben inéditos registros

“Fue 20 mil veces más potente que Hiroshima”: A 65 años del peor terremoto de la historia exhiben inéditos registros

El histórico terremoto de Valdivia cumple 65 años. El domingo 22 de mayo a las 15.11 se registró el sismo de mayor intensidad registrado por los instrumentos de medición sismológica en nuestro planeta. Este evento tuvo una duración de 210 segundos y su epicentro se localizó cercano a la localidad de Traiguén, en la Región de la Araucanía.

La zona de ruptura tuvo una extensión de más de 1.000 km entre las penínsulas de Arauco y de Taitao, resultando ser Valdivia y sus alrededores la zona más afectada. Murieron más de 1.600 personas en Chile, mientras que en Japón perdieron la vida 138, junto a 61 víctimas en Hawái y 32 en Filipinas, a causa de la gigantesca ola que provocó este megaterremoto.

Imagen del terremoto de Valdivia, en 1960, rescatado por la historia sísmica del país.

Eso es lo que se sabe hasta ahora, después de 65 años, ¿pero cómo fueron los sistemas de medición y catastro que se realizaron en esa época? Una nueva acción de memoria de los desastres trae al presente este gran movimiento que es recordado hasta hoy.

A 65 años del peor sismo de la historia: exhiben inéditos registros del gran terremoto de Valdivia

En la sala de exposiciones del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED), será presentada “Herencia sísmica”, una exposición creada por Desartes, la unidad de Artes y Desastres del Centro de Investigación Integrada para el Riesgo de Desastres (Cigiden).

El proyecto es impulsado por los artistas e investigadores del Cigiden, Ignacio Gutiérrez y Sebastián Riffo, quienes desarrollaron diversas acciones para intencionar el cruce entre las artes y los desastres socionaturales en Chile. Este proyecto cuenta también con la codirección científica del sismólogo e investigador del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, Sergio León.

Algunos de los registros del terremoto captados por instrumentos de la época y que forman parte de la exposición. Foto: Mario Tellez/ La Tercera.

Según Gutiérrez, esta exposición busca fomentar la reflexión a través de lo que llamaron la “herencia sísmica”. “Indaga en las huellas que van dejando los terremotos y tsunamis en la identidad nacional. Así como va generando también huellas en el paisaje, en la cultura, en la identidad del país y en el territorio”, dice.

A través de todos los registros que van dejando estos terremotos, hablando desde la sismología y otras ciencias que van explorando este tipo de fenómenos, este grupo de artistas y científicos trabajaron para conjugar estas dos disciplinas. Esto, con el fin de explorar de otra forma los fenómenos creados a partir de las catástrofes naturales, como la ocurrida en Valdivia hace 65 años.

Con una magnitud 9,5Mw, se estima que lo que sucedió esa tarde, en términos de energía liberada fue 20 mil veces más potente que la bomba lanzada sobre Hiroshima al final de la Segunda Guerra Mundial.

Sobre el terremoto de Valdivia, el 22 de mayo de 1960.

Fue así que, mediante la ayuda del profesor León, buscaron registros históricos vinculados a los terremotos en Chile, principalmente sismogramas que estaban en la bodega del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile. También lograron extraer muestras del archivo de sismos y maremotos registrados por otras instituciones, tales como Senapred, universidades y el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (Shoa).

“Fuimos por primera vez a esa bodega y quedamos fascinados al descubrir que existían registros del terremoto de 1906 en adelante, o del terremoto de 1960 registrado desde las diferentes estaciones en el mundo”, añade Gutiérrez.

Algunos de los sismogramas rescatados para la exhibición. Foto: Mario Tellez / La Tercera.

Ese material recolectado fue el germen para generar esta exposición, que aborda material inédito de registros nunca antes vistos del terremoto de Valdivia de 1960, por ejemplo.

La exposición marca un hito y consolida un trabajo sostenido que se ha impulsado desde la práctica artística, la investigación y la construcción de memoria en torno a los desastres.

“Fue 20 mil veces más potente que la bomba lanzada sobre Hiroshima”

El terremoto de Valdivia constituye un evento único en su naturaleza, en particular por su magnitud y por todo lo que genera desde el punto de vista, tanto geográfico como científico. “No olvidemos que este terremoto transformó para siempre la geografía de Chile, ya que varias zonas costeras de levantaron y otras se hundieron, dejando un paisaje de transformación sísmica que hasta hoy es visible”, afirma el geógrafo y académico de Duoc UC, Pablo Salucci.

Con una magnitud 9,5Mw, se estima que lo que sucedió esa tarde en términos de energía liberada fue 20 mil veces más potente que la bomba lanzada sobre Hiroshima al final de la Segunda Guerra Mundial.

Terremoto de Valdivia, 1960. Foto: Fundación Enterreno.

La secuencia sísmica comenzó con un temblor precursor el 21 de mayo a las 01.02 am, en la Península de Arauco, con una magnitud de Mw 8.1, seguido de otro sismo de magnitud 7.8, ocurrido en la misma zona tan solo 15 minutos antes del megaterremoto de Valdivia.

En el terremoto del 21 de mayo, la región más afectada fue principalmente la actual región del Biobío, con intensidades máximas de IX en el área epicentral. En cambio, el terremoto de Valdivia, de magnitud Mw 9.5, afectó casi toda la zona centro-sur del país. Alcanzó intensidades de hasta X grados en la escala de Mercalli, en ciudades como Valdivia y Puerto Montt, lo que resalta la considerable diferencia entre ambos grandes terremotos.

“Miles de personas afectadas quedaron aisladas del resto del país, ya que todas las rutas de acceso a Valdivia fueron destruidas”, remarca Salucci. Ante esta situación, se organizó un puente aéreo desde Santiago para llevar alimentos y suministros médicos a los afectados. En esta labor, no solo colaboró la Fuerza Aérea de Chile, sino también varios países como Estados Unidos y Argentina. Debido a la destrucción de los aeropuertos en la zona, muchos pilotos tuvieron que improvisar aterrizajes en carreteras parcialmente destruidas.

El tsunami generó también víctimas, no solo en Chile sino que también en Hawái, Filipinas y Japón. En este último país se registraron 138 personas fallecidas a raíz de las olas gigantes. La onda expansiva recorrió el Océano Pacífico por 15 horas y provocó grandes olas que azotaron las playas de Hawái, Japón, Filipinas, California, Nueva Zelanda, Samoa y las islas Marquesas.

Residentes de Onagawa, Japón, se refugian en una colina tras la llegada de la primera ola a Japón, tras 22 horas ocurrido el sismo en Chile.  Fuente: Informe USGS C1218-4.

Herencia sísmica

Como contraparte de la tragedia, el mayor terremoto registrado en la historia impulsó significativamente la investigación sismológica. Representó uno de los avances más importantes en la sismología instrumental. “Fue la primera ocasión en que los sismólogos lograron obtener registros de un terremoto considerado gigante, y también la primera vez que pudieron medir los efectos de un súper sismo en el terreno”, comenta el geógrafo.

¿Qué habrá de eso en la exposición en el Senapred? Según adelanta Sebastián Riffo, uno de los aspectos más interesantes son estos objetos y archivos provenientes de las bodegas de las instituciones colaboradoras.

Herencia sísmica. Foto: Mario Tellez / La Tercera.

“Se exhibirán objetos inéditos públicamente, como cuadernos de campo, archivadores, sismogramas de humo y de celuloide fotográfico del terremoto de 1960, mareogramas, dibujos a mano que revelan estudios sobre la posición de la Luna y el Sol y su relación con los terremotos, boletines, correspondencias y sedimentos de tsunamis, entre otros”, adelantó Riffo.

Herencia Sísmica presentará además seis obras inéditas de artistas de diferentes generaciones y disciplinas, cuyos trabajos abordan los fenómenos sísmicos desde distintas aproximaciones. Constanza Alarcón Tennen, por ejemplo, presentará “El temblor de los pelícanos”, una pieza sonora inspirada en una colonia de aves afectadas tras el tsunami de 2010.

Rafael Guendelman estará a cargo de la presentación “Un kilo de porotos no es un fracaso”, una videoinstalación que confronta la narrativa oficial del terremoto de 1985, ocurrido en plena dictadura.

“Un kilo de porotos no es un fracaso”, de Rafael Guendelman. Foto: Mario Tellez/ La Tercera.

Fernanda López exhibirá “Agitación involuntaria”, una obra coreográfica y textil que traduce registros sísmicos y mareográficos del 22 de mayo de 1960 en gestos corporales y partituras visuales. Mientras que Diego Silva presentará “Pandeo: Falla estructural”, una instalación activada por datos del Centro Sismológico Nacional y operando como un sismógrafo en tiempo real.

Foto: Mario Tellez / La Tercera.

Paloma Villalobos, por su lado, presentará “Las olas”, que integra video y fotografías de las zonas del Maule y Cáhuil; memoria post-tsunami que se presentan en un montaje inestable que visibiliza lo cotidiano y la precariedad. Y, finalmente, Natacha Cabellos creará una instalación reactiva donde una mano 3D escanea el espacio en busca del último sismo.

“Creo que las artes que trabajan con la memoria son capaces de repensar el pasado, de proyectar un futuro, y la exposición la entendemos como un componente de responsabilidad en un contexto territorial que no está exento de problemas, y que siempre están atravesados por componentes socioculturales”, dice Riffo al respecto.

Foto: Mario Tellez / La Tercera.

Asimismo, según el investigador de Cigiden, a través de esta exposición es posible levantar interrogantes sobre cómo habitamos este territorio, qué planes de investigaciones existen, cuál es la cultura sísmica, qué hay que hacer, a quién llamar, etcétera. “Es algo que de un modo u otro nos atraviesa, por lo menos cada cierto tiempo. Los terremotos se cuelan en los imaginarios y los artistas a través de sus investigaciones y obras son capaces de mostrar esta realidad”, concluye.

La exposición Herencia Sísmica estará abierta al público en la sala de exposiciones del Senapred a partir del sábado 24 de mayo -Día de los Patrimonios Culturales- hasta el 26 de septiembre. Abrirá de martes a viernes, entre las 10.00 y 17.00.

La exposicón es posible ya que después del terremoto de 2010, el edificio de Senapred fue reconstruido y entregado cuatro años después. A este nuevo establecimiento se le incorporó un auditorio, una sala museográfica y un centro de documentación.

“Tanto las fotografías y documentos meteorológicos de emergencias se han almacenado durante años, inicialmente como registros científicos y geográficos, pero ahora con un gran valor patrimonial”, detalla la encargada de gestión cultural de la institución, Stefania Daroch.

Además, Senapred en paralelo se ha encargado de recuperar y digitalizar archivos históricos como diapositivas, informes y grabaciones de prensa sobre desastres, trabajando en alianza con el Ministerio de las Culturas y la Biblioteca Nacional. En la página “Desastres en la Memoria” existe un repositorio digital con crónicas, imágenes satelitales y fotográficas de eventos como los terremotos de 1960 y 1985, y otros desastres ocurridos en Chile.

Fuente

LaTercera.com

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