🎉IMascotas.CL | ⚠️IOfertas.CL | ✍️IMotores.CL | 🔧Valdebenito.CL | 🚀Tips.CL |

Greg Grandin recupera el humanismo latinoamericano en su nuevo libro de historia

Greg Grandin recupera el humanismo latinoamericano en su nuevo libro de historia

Reportajes Especiales - Lifestyle

Books and LiteratureUnited States Politics and GovernmentGrandin, GregPinochet Ugarte, AugustoLatin AmericaAmerica, America: A New History of the New World (Book)Las Casas, Bartolome de

En "America, América", el historiador muestra cómo, a lo largo de cinco siglos, América del norte y América del sur se han moldeado mutuamente mediante la guerra, la conquista, la competencia y la cooperación.

AMERICA, AMÉRICA: A New History of the New World, por Greg Grandin

Recuerden, si les parece, el 20 de enero de 2025, una fecha que ya parece historia antigua cuando el país entra en su duodécima semana del paseo salvaje con el presidente Donald Trump. En medio de la cascada de órdenes ejecutivas que firmó ese día había una que cambiaba el nombre del golfo de México por el de golfo de América. "El área antes conocida como el golfo de México ha sido durante mucho tiempo un activo integral para nuestra Nación, una vez floreciente, y ha permanecido como una parte indeleble de América", declaró Trump. "Sus recursos naturales y su vida silvestre siguen siendo fundamentales para la economía de Estados Unidos".

Un par de semanas más tarde, el historiador de Yale Greg Grandin sugirió que, al menos en un sentido, es posible que Trump haya tenido razón. "Si la extracción intensiva de riquezas de una zona de la naturaleza otorga derechos de propiedad sobre esa zona, entonces el golfo le pertenece a Estados Unidos", escribió Grandin en The Guardian. "Durante más de un siglo, sus industrias lo han perforado, fracturado y pescado con tal intensidad que es un milagro que quede algo de petróleo, gas o mariscos". En otras palabras, al contaminar el golfo, lo hemos hecho nuestro.

Pero Trump también asumió que el nombre "América" pertenecía únicamente a Estados Unidos. Grandin ha escrito un nuevo libro que sugiere lo contrario. En America, América hace hincapié en una comprensión amplia de esas cuatro sílabas. Muestra cómo, a lo largo de cinco siglos, América del norte y América del sur se han moldeado mutuamente mediante la guerra, la conquista, la competencia y la cooperación. Su relación intercontinental no solo ha tenido implicaciones para el hemisferio occidental, sino también para el mundo moderno.

De manera implícita, America, América es un volumen complementario de El fin del mito, otro libro de Grandin --que le valió el Premio Pulitzer-- que exploraba el papel que desempeña la frontera en el imaginario estadounidense. Grandin sostenía que la mitología de una frontera en constante expansión fomentaba fantasías de crecimiento infinito y delirios de inocencia. En lugar de enfrentarse a la escasez y la contradicción, los estadounidenses solo aprendieron a ir hacia el oeste. Analizaba cómo Estados Unidos llegó a "acostumbrarse a su brutalidad y a una prerrogativa única: su capacidad para organizar la política en torno a la promesa de una expansión constante e interminable".

Al sur de Estados Unidos, una experiencia totalmente distinta hizo que la comprensión del mundo fuera distinta. En America, América, Grandin muestra cómo los hispanoamericanos veían las fronteras no como válvulas de escape sino "como teatros históricos de terror y dominación". Sostiene que este sentimiento de angustia originó una corriente de humanismo latinoamericano que se convirtió en la base de los ideales de cooperación internacional y de las instituciones mundiales, incluidas las Naciones Unidas.

A primera vista resulta un argumento sorprendente. Los países de América Latina han tenido sus propias conflagraciones internas y dictaduras militares despiadadas. Grandin también tiene que enfrentarse a la llamada Leyenda Negra, que describía al imperio español como especialmente asesino y depravado, un estereotipo que los imperialistas británicos invocaban para parecer "moderados" en comparación.

Grandin admite que los conquistadores fueron responsables de un enorme derramamiento de sangre. Pero añade que fue precisamente a causa de los los estragos que ocasionaron por lo que provocaron indignación y disensión. Ofrece un retrato rico y conmovedor del padre Bartolomé de las Casas, un sacerdote dominico del siglo XVI que empezó siendo partidario y beneficiario de las ambiciones imperiales de la corona española antes de convertirse en uno de sus críticos más mordaces. El momento de conversión del sacerdote sucedió cuando acompañaba a una expedición para pacificar Cuba. Vio cómo sus compañeros españoles destripaban a mujeres y niños. Más tarde recordaría "la tierra, cubierta de cadáveres".

Bartolomé de las Casas escribió como testigo de la atrocidad: "tantas matanzas, tantas quemas, tantos despojos y, en fin, tal océano de maldad". El imperio español tuvo sus destacados apologistas, como Juan Ginés de Sepúlveda, que consideraban a los indígenas merecedores de subyugación. Pero Grandin dice que no prestamos suficiente atención a los "revolucionarios morales", como el sacerdote, que reconocieron que "los nativos americanos eran humanos, todos los humanos eran iguales y nadie nacía 'esclavo natural'".

Incluso cuando los eruditos de otras partes del mundo estaban elaborando un "nuevo humanismo", dice Grandin, Las Casas fue un paso más allá al vincularlo a "la tradición profética y comunitaria de la Iglesia católica". La filosofía resultante equilibraba los derechos individuales con "las necesidades del bien común", algo que los latinoamericanos han intentado recordar repetidamente a sus vecinos del norte, incluso cuando Estados Unidos no quería necesariamente escucharles.

El resto de America, América sigue este tema a lo largo de los siglos siguientes, en medio de revoluciones, guerras civiles y luchas por la independencia. Grandin explica cómo los hispanoamericanos estaban tan dispuestos a conceder a los estadounidenses "sajones" el beneficio de la duda que en un principio interpretaron la Doctrina Monroe de 1823 como la confirmación de una lucha colectiva contra el imperialismo europeo. Sin embargo, Estados Unidos seguiría citando la doctrina como "una orden de autoprotección para intervenir contra sus vecinos del sur", desde la anexión de Texas hasta el final de la Guerra Fría. "En total", escribe Grandin, "Washington participó en 16 cambios de régimen entre 1961 y 1969".

Grandin es un escritor tan excelente y un historiador tan perspicaz que me he dejado llevar por su apasionante narración. Sin embargo, su insistencia en el espíritu indomable del humanismo latinoamericano es tan amplia que a veces roza lo sentimental. Cuando los líderes de Washington quisieron afirmar "América para los americanos", los latinoamericanos respondieron con "América para la humanidad", escribe. "América Latina", anuncia hacia el final del libro, "sigue estando entre los continentes más pacíficos del mundo, en términos de relaciones de Estado a Estado".

Sin embargo, en términos de política interior, la historia ha sido completamente distinta. Grandin lo sabe, aunque se resiste a permitir que complique su inspiradora tesis. Sostiene que la responsabilidad de las penurias del continente recae en otra parte, relatando con razón cómo Estados Unidos apoyó a dictadores de derechas como el chileno Augusto Pinochet. También culpa a un sistema injusto de comercio internacional, señalando que los socialdemócratas del continente "creen que la clave para resolver sus considerables problemas internos reside en su capacidad para renovar el orden mundial".

Pero todas las salvedades "desde luego" no logran cubrir del todo las asperezas de la realidad. Grandin ha escrito con tanta brillantez sobre los peligros del pensamiento mitológico que resulta chocante verlo luchar con el suyo propio.

AMERICA, AMÉRICA: A New History of the New World | By Greg Grandin | Penguin Press | 737 pp. | $35

Fuente

Infobae.com

Infobae.com

Lo + visto

0 Comentarios

Escribe un comentario

6,484 visitas activas