La caída de la “abuela gánster”: una red familiar, lujos insólitos y la condena que sacudió al Reino Unido
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La caída de la “abuela gánster”: una red familiar, lujos insólitos y la condena que sacudió al Reino Unido

Una mujer de 65 años lideró una organización criminal que usó a hijos y nietos para traficar cocaína. El caso reveló secretos familiares, ostentación y un juicio que marcó precedente
Deborah Mason, de 65 años, fuecondenada a 20 años de prisiónpor encabezar una red familiar responsable detraficar una tonelada decocaína, valuada en103,2 millones de dólares, en distintas ciudades delReino Unido. El caso destacó tanto por la magnitud del delito como por el perfil inusual de la cabecilla. Las sentencias impuestas a los miembros del grupo suman más de 100 años de cárcel, según informóDaily Mail.
La organización,integrada por sus hijos,nietosy otros familiares, combinó actividades domésticas con el tráfico a gran escala, operando a nivel nacional y exponiendo la compleja estructura criminal de la familia.
Una organización nacional basada en la familia
La investigación policial determinó que Mason, residente deIslington, al norte deLondres, diseñó unared criminalutilizando a su familia como eje central. Mason, conocida como“Gangster Debbs”y“Queen Bee“, reclutó a su hermana, cuatro de sus hijos, las parejas de estos y amigos cercanos paramovilizar cocaínadesde puertos como Harwich hacia ciudades británicas comoBristol,Cardiff,Leicester,Birmingham,Rotherham,SheffieldyBradford. De acuerdo conDaily Mail, la organización realizó al menos 20 entregas entre abril y noviembre de 2023, empleando vehículos personales y rutas cuidadosamente planificadas.
La logística incluyó pagos de1.290 dólares por trayectoa los familiares que actuaron como transportistas. En algunos desplazamientos,los nietos de Mason, incluso de apenas dos años, viajaron en sillas infantiles rodeados de cajas de cartón con bloques de cocaína de cinco kilogramos cada uno.La droga se trasladaba en bolsas reutilizables de supermercado, que posteriormente eran distribuidas entre los miembros de la familia para su venta en las diferentes ciudades.

Laparticipación de menoresy el uso de los vínculos familiares como soporte del entramado sorprendieron a investigadores y al tribunal. La fiscalCharlotte Holeremarcó durante el juicio la naturaleza sistemática y familiar de la operación, subrayando cómo los lazos de parentesco reforzaron la estructura delictiva.
Estilo de vida lujoso y ostentación financiados con narcotráfico
El estilo de vida deDeborah Masony sus allegados reflejó las ganancias obtenidas por la actividad ilícita. Según el medio británico, destinó parte de los beneficios a viajes costosos aDubáiyBaréin, y a la adquisición de prendas y bolsos de diseñador. Uno de los elementos más llamativos del caso fue la compra de uncollary unacorreaGucci, valuados en 516 dólares,para su gato bengalí Ghost, con unaplaca de oro de nueve quilates grabada.
Pese a los ingresos del tráfico, Mason continuó percibiendomás de 64.500 dólares anuales en beneficios sociales. Planeaba utilizar116.100 dólaresen una cirugía plástica en Turquía antes de su detención. Durante los registros domiciliarios, la policía halló drogas ocultas en bolsos de diseñador y grandes sumas de dinero en efectivo.

La policía también constató que Mason retenía parte de los pagos asignados a sus familiares y llegó a involucrar en la operación a su hijoReggie Bright, quien sufría una adicción y una lesión cerebral causada por una sobredosis de cocaína.
Hallazgos policiales e investigación
Durante la investigación, los agentes siguieron a Mason desde su vivienda en Tufnell Park hasta el puerto de Harwich, documentando la recogida, distribución y entrega de los cargamentos. Los registros permitieron incautar droga en bolsos de marca Chloé y grandes cantidades de billetes en efectivo.La detención de Mason ocurrió en su casa adosada de Islington, valuada en1.935.000 dólares: la policía la encontró en bata de dormir y en silencio en el baño, opuesta a la imagen de lujo que solía proyectar.

Se confiscaron celulares y dispositivos electrónicoscon miles de mensajes incriminatorios. La revisión detallada de estas pruebas digitales demostró la implicación de todos los integrantes y un patrón de eliminación de mensajes, lo que evidenció la conciencia de culpabilidad en la red.
Valoraciones judiciales y policiales
El juicio, que se prolongó por 11 semanas en elTribunal de la Corona de Woolwich, puso de manifiesto la sofisticación y el impacto social de la red liderada porDeborah Mason. El juezPhilip Shorrockexpresó que la acusada debía haber sido un ejemplo para sus hijos, en lugar de corromperlos. “Como madre, deberías haber sido un ejemplo para tus hijos, no corromperlos”, recriminó Shorrock, segúnDaily Mail.
El detectiveJack Kraushaar, de laPolicía Metropolitana, calificó la operación de “sofisticada y extremadamente rentable” y resaltó el alcance de la labor policial que permitió encarcelar a los principales responsables. Subrayó que la red fue arrastrada por la criminalidad y por el deseo de financiar estilos de vida lujosos.“No sabían que íbamos tras ellos y esta sentencia debe servir de advertencia para quienes piensen en cometer este tipo de delitos”, afirmó Kraushaar.

Por su parte, el fiscalRobert Hutchinsondel Servicio de Fiscalía de la Corona (CPS) señaló: “Esta no era una familia común. En lugar de cuidar y proteger a los suyos, Deborah Mason los reclutó para crear una empresa criminal sumamente rentable que finalmente llevó a todos a prisión”. Hutchinson valoró la colaboración entre la policía y la fiscalía, así como el análisis de pruebas digitales para demostrar que los acusados tenían total conocimiento de la naturaleza de sus actos.
Sentencias y argumentos de defensa
Las penas impuestas a los 10 miembros de la red familiar suman106 años y seis meses de prisión.Deborah Masonrecibió la condena más alta: 20 años de reclusión. Sus hijas Roseanne Mason (29) y Demi Bright (30) fueron sentenciadas a 11 años cada una; Lillie Bright (26), a 13 años; Reggie Bright (24), a 15 años, y su pareja Demi Kendall (31), a 13 años y medio. También fue condenada una amiga,Anita Slaughter(44), a 13 años, y la hermana mayor de Mason,Tina Golding(66), a 10 años.
Algunos acusados intentaron justificar sus desplazamientos alegando que obedecían a excursiones al azar, supuestamente elegidas por sus hijos al manipular el navegador del coche. Sin embargo, la acumulación de pruebas y la coordinación desmontaron estos argumentos ante el tribunal.
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