La danza como resistencia: Bonoua celebra la diversidad para calmar el miedo electoral
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La danza como resistencia: Bonoua celebra la diversidad para calmar el miedo electoral

Tras un periodo marcado por incidentes y división, agrupaciones locales organizan encuentros artísticos que impulsan la convivencia mediante expresiones culturales, buscando reconstruir el tejido social y transmitir mensajes de esperanza antes de una compleja cita en las urnas
Sol Acuña
Bonoua (Costa de Marfil), 3 ago (EFE).- Cinco años después de las protestas que dejaron profundas heridas en Bonoua, una ciudad del sureste marfileño, el miedo sigue latente: "Lo que vivimos no fue una guerra, que un día termina, sino algo sin principio ni fin. Como comunidad, buscamos los medios para calmar las tensiones", explica a EFE Jerome Avénié, consejero lingüístico del Popo Carnaval de Bonoua, una de sus fiestas más importantes.
Uno de esos medios a los que se refiere Avénié son los festivales culturales. Bonoua, con casi 120.000 habitantes y situada a 60 kilómetros de Abiyán, es un territorio mayoritariamente abouré, pero donde conviven múltiples etnias, nacionalidades y religiones.
En 2020, la ciudad fue uno de los focos de las protestas que estallaron contra el tercer mandato del presidente Alassane Ouattara. Bonoua, bastión histórico de Laurent Gbagbo, uno de sus principales opositores, se sumió en una ola de manifestaciones de carácter político que derivaron en violentos enfrentamientos intracomunitarios.
Del 21 al 27 de agosto de ese año, durante la llamada semana de la "desobediencia", varios edificios fueron incendiados, entre ellos el mercado y la comisaría. Cinco años después, las ruinas ennegrecidas siguen en pie, como cicatrices visibles.
Desde entonces, Bonoua arrastra un trauma colectivo marcado por la tensión política y la fractura social que en cada elección despierta el miedo de que el ciclo vuelva a repetirse.
A tres meses de unos comicios marcados por la polémica exclusión de la lista electoral de cuatro figuras clave de la oposición, Tidjame Thiam, Laurent Gbagbo, Charles Blé Goudé y Guillaume Soro, la cultura se convierte en un puente para reunir a las comunidades en torno a la danza y la celebración de sus tradiciones.
Hay quienes optan por transformar el miedo en una oportunidad para crear puentes de unión entre comunidades y celebrar la resiliencia de sus pueblos ante las adversidades vividas.
Es el caso del Festival Yô Wlê -que en lengua abouré significa 'divirtámonos'-, cuya primera edición se celebró este sábado gracias a la iniciativa de la bailarina y coreógrafa Djéhina Lou Veronique, conocida artísticamente como Loulou Veronique.
El festival, completamente autogestionado por Lou, arrancó con un pasacalles mediante el cual invitaban a los lugareños a sumarse a la celebración y alegraban a los niños.
"Decidí hacer este festival porque sentía que esta cohesión era necesaria tras las crisis que hemos vivido y, como mujer, bailarina y víctima también de esas violencias, quiero aportar algo para que como pueblo volvamos a centrarnos en lo que es importante para nosotros", explicó a EFE la organizadora y artista.
El festival, centrado en la danza, expone a los habitantes -en muchos casos, por primera vez- a expresiones artísticas como las artes circenses (zancos), la danza contemporánea, la improvisación o la performance.
En un acto de reconciliación simbólica, el artista Christopher Diazou interpretó su pieza 'La source' ('La fuente') frente a las ruinas de la comisaría que fue destruida años atrás.
"Me sentí muy conmovido por los niños, quienes no conocen este tipo de danza y aun así vinieron a felicitarme. Fue muy emocionante, siento su dolor y estoy con todos ellos, eso es, en esencia, 'La source'", afirmó a EFE.
Para Diazou, la conexión entre el público y este tipo de manifestaciones es natural en Costa de Marfil, donde la danza, la tradición oral y las artes vivas son pilares de la cultura.
"Los marfileños somos gente alegre por naturaleza, nos gusta celebrar, por eso la danza es una forma que encontramos para divertirnos, sin mediar palabra, sin importar la etnia, el partido político o la religión", sostuvo.
El festival contó con actividades como paneles con los sabios de la ciudad para explicar la historia del pueblo abouré, así como batallas de danzas urbanas marfileñas como el coupé décalé y el biama, y actuaciones de canto y baile, entre ellas la de la compañía juvenil Joshoua Bronoukro, del barrio del mismo nombre.
Para la subdirectora del Centro Nacional de Artes Vivas y Cultura (CNAC), Carole Beda, estos festivales permiten "transmitir los mejores valores y mensajes fuertes".
"Hoy vi mucha cohesión porque había abouré, gouré y muchas etnias más que estaban ahí compartiendo y divirtiéndose. Mi deseo es que este festival contribuya a la paz", concluyó Lou. EFE
(foto)
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