Muchos de los iPhones robados en Europa acaban en el mismo sitio: este gigantesco edificio del sur de China

Muchos de los iPhones robados en Europa acaban en el mismo sitio: este gigantesco edificio del sur de China

Robar un iPhone (o cualquier teléfono de gama alta) es un auténtico caramelito para los ladrones, aunque se trate de uno con algunos años a las espaldas. Sin embargo, no se nos puede olvidar una cosa: los teléfonos de hoy cuentan con un buen surtido de medidas de seguridad. De hecho, un iPhone tiene lo necesario para que lo bloqueemos o borremos a distancia en caso de robo. ¿Quién compraría un teléfono así? Pues resulta que tiene un mercado más grande de lo que uno puede imaginar.

Aquí no solo estamos hablando de iPhone robados en España, la escala es mucho mayor. Curiosamente, este mercado está geolocalizado en un sitio para el que tienen que viajar muchos kilómetros. Todo está situado en una zona muy concreta de China, tal y como explica Financial Time. Estrechamos todavía más el círculo: se trata de un edificio llamado Torre Feiyang.

Los iPhone robados se marcan casi una vuelta al mundo

Entre España y China hay, aproximadamente, más de 9.000 kilómetros de distancia. La lógica puede dictarnos que esta distancia es demasiado grande como para que un iPhone robado aquí pueda acabar en algún edificio de dicho país, pero la posibilidad existe y es real. De hecho, el citado medio pone un ejemplo bastante evidente en el que podemos entender cómo es el proceso de este "viaje".

Hablan del caso de un empresario londinense, llamado Sam Amrani, que sufre un robo de su iPhone 15 Pro. En este caso, Amrani tiene una empresa que proporciona análisis geoespacial y siente una especial curiosidad por saber qué camino o recorrido sigue su teléfono recién robado. En los primeros compases, no hay demasiada sorpresa: su iPhone se mueve por diferentes de Londres. Después, la cosa cambia.

Solo una semana después del robo, su teléfono aparece una noche en una dirección de Hong Kong. Esto es algo que tiene bastante sentido, puesto que allí hay uno de los puertos más grandes del mundo, además de que cuenta con un sistema aduanero relativamente simple. Tras su paso por esta localización, el teléfono acaba en el distrito chino de Huaqiangbei (ciudad de Shenzhen), justo donde hay varios edificios como la torre que citábamos un poco más arriba.

Finantial Time explica que este viaje se debe a que los comerciantes que hay en Shenzhen (que es el segundo puerto más grande de China) saben a ciencia cierta que los dispositivos robados de este tipo tienen un gran mercado allí. No importa realmente qué generación de iPhone es, de dónde procede o incluso si está bloqueado o no: allí hay negocio.

Un edificio donde se arremolinan teléfonos de Apple

Pese a que hay varios edificios, comercios o incluso centros comerciales en el distrito de Huaqiangbei donde acaban los iPhone robados, el lugar más importante de todos está en la Torre Feiyang. Este edificio es donde se juntan más iPhone robados, especialmente los que proceden de países extranjeros. Esto es una ventaja con respecto a los teléfonos de China, puesto que tienen acceso a tiendas de aplicaciones globales. Además, algunos están restringidos a ciertas redes, algo que podría parecer un impedimento, pero que en realidad hace que el precio de los iPhone sea más bajo.

El comercio de este tipo de dispositivos está muy vivo y se concentra en las plantas tercera y cuarta de este edificio. Por allí no solo pasan comerciantes locales, sino que es normal ver personas de otros países desfilando para comprar lotes de iPhone robados para venderlos en sus respectivos territorios natales. Hay tal cantidad de dispositivos que suelen estar agrupados en diferentes categorías.

Nos volvemos a traer de nuevo la pregunta que hacíamos al principio. ¿Qué ocurre con los teléfonos bloqueados? Para todos los dispositivos que están "inutilizados" también hay una planta propia en el edificio, la segunda. Esta se especializa en la venta de componentes de iPhone usados, por lo que se aprovecha hasta el más mínimo componente y se vende por separado.

Aquí hay otro negocio alternativo, ya que, como explica Financial Times, hay compradores que van buscando hacerse con grandes cantidades de un determinado componente. Podemos pensar que un iPhone está formado de un conjunto de piezas enormes: está la pantalla, los distintos chips o circuitos e incluso el cobre. Además, también hay comerciantes que llegan allí para hacerse con todo el plástico posible sobrante y convertirlo en botellas, por ejemplo.

¿Cómo pueden entrar tantos iPhone robados allí? Parece que existen ciertos "trucos" o formas de introducirlos sin levantar sospechas de la policía. Cuando son lotes pequeños, los comerciantes los introducen escondidos o en su propio equipaje. La cosa cambia cuando se trata de lotes grandes, puesto que ahí ya tienen que intervenir empresas de logística. Curiosamente, parece que actúan como cualquier tipo de mercancía.

Todo este comercio, hasta el momento, parece que no va a tener ningún tipo de intervención de las autoridades. Es complicado demostrar que todos los teléfonos (o parte de ello) provienen de robos, pues la cantidad que se venden allí todos los días, tanto en lotes como por piezas, es gigantesca. Un negocio muy lucrativo que se vale de teléfonos robados de todo el mundo. Y parece que seguirá funcionando a pleno rendimiento.

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La noticia Muchos de los iPhones robados en Europa acaban en el mismo sitio: este gigantesco edificio del sur de China fue publicada originalmente en Xataka Móvil por Juan Lorente .