Aunque los hijos de mujeres privadas de libertad no forman parte de la población penal, viven bajo la misma condición de encierro que sus madres. Sin acceso garantizado a la salud, espacios de recreación, ni vínculos familiares estables, su desarrollo se ve afectado por un sistema que aún no define con claridad quién se hace responsable de proteger sus derechos.
completa toda los campos para contáctarnos