¿Se pueden leer demasiados libros al mes? Para muchos, hay un número a partir del cual ya es insostenible
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¿Se pueden leer demasiados libros al mes? Para muchos, hay un número a partir del cual ya es insostenible

La mezcla de la necesidad de crear contenido constante y la búsqueda de nuevas formas de validación ha generado una nueva polémica en el sector literario de Tik Tok. Unos creadores cruzan acusaciones con otros acerca de la legitimidad de leer sin parar, dónde está el auténtico disfrute y si leer más o menos determina la auténtica calidad como lector. No han llegado a ninguna conclusión, pero la pregunta está sobre la mesa: ¿cuánto hay que leer para leer bien?
Choque de lectores. La booktoker hermosbooks, una de las más seguidas de la booktokersfera española, con casi 350.000 seguidores fue acusada por otro booktoker, Palomo Gamyi, de normalizar erróneamente el leer decenas de libros al mes. Según este otro booktoker, este ritmo infernal de lecturas esconde una realidad mucho más criticable: hay que mantener ese ritmo de lecturas para seguir el enloquecido ritmo de lanzamientos de las grandes editoriales, acusando a muchos de los principales creadores de contenido sobre libros de ser voceros al servicio de la industria.
Lo que esconde este choque. Gamyi es, en realidad, un booktoker que en vez de hablar de las últimas novedades del romantasy y de la literatura young adult, comenta novelas de corte más serio, como 'La sombra del viento' o 'La conjura de los necios'. Además, combina los comentarios de libros con vídeos acerca de su propia afición por la escritura. Su defensa de leer poco pero "mejor" esconde también un posicionamiento ético y una reivindicación de las lecturas gourmet por encima de la comida rápida literaria.
Dónde se amasa todo. Todo esto sucede en la subcultura digital de Booktook, un grupo de usuarios cada vez más numeroso que recomienda, consume y promociona libros: desde recuperación de clásicos a comentarios de novedades, pasando por trucos para leer más y/o mejor. Muchos observadores creen que esta corriente ha cambiado nuestra forma de leer y está transformando las costumbres de la generación Z. El hashtag que agrupa a estos usuarios ya suma 200.000 millones de visualizaciones, suficiente como para que se considere una fuerza cultural que condiciona hasrta a las grandes editoriales, que ven cómo suben las ventas de géneros como el romantasy cuando los recomiendan booktokers.
Qué han hecho los booktokers. Convertir las acusaciones de Palomo Gamyi en una cuestión viral, por supuesto: se ha puesto sobre la mesa cuántos libros es razonable leer al mes, aderezado todo con consejos y humor. Es una cuestión que ya se venía comentando desde 2024, así que no es nueva, pero el vídeo de Palomo Gamyi ha sacado a colación lo que esta actividad tiene de seguir a pies juntillas el ritmo editorial. Es decir, una cuestión de creación de contenido novedoso para crecer en redes sociales.

¿Demasiados libros? De este conflicto salen dos temas primordiales. El primero es si en España se publican demasiados libros: en 2024 fueron 89.347, según el Ministerio de Cultura: un incremento del 2,6% respecto al año anterior y a niveles similares a los años pre-pandémicos. Es una cifra elevadísima y nos pone a la cabeza de Europa, pero genera problemas: una competencia feroz por la atención del lector y una vida muy corta para las novedades. Un problema que, quizás, lectoras compulsivas como hermosbooks están ayudando a prolongar.
Una validación. El otro problema de la comunidad booktoker que esconde este conflicto es la búsqueda de una validación personal a través de la cantidad, algo similar a la psicología de los likes: se busca una reafirmación a través de esa aceptación de extraños. Las montañas de libros leídos son también una forma de generar admiración y envidia por parte de una comunidad con la que se comparten gustos, por mucho que esa lectura sea poco reposada y, como denuncia Gamyi, no genere una auténtica reflexión sobre la obra, sino un mero pasar páginas.
La discusión no ha hecho que llegue la sangre al río, y la mayoría de los booktokers participantes en ella parecen estar de acuerdo en que cada cual debe leer lo que pueda (y quiera). Lo que no impide que haya una larga y siniestra sombra sobre un hobby tan sencillo y, en epariencia, beneficioso, como el de leer por placer.
También son lectores. Los booktokers no son una creación promocional de la industria, sino un movimiento espontáneo nacido en redes sociales (tienen sus equivalentes en otras, como los booktubers), y son signo de que en la realidad post-pandemia, existe una fiebre generalizada por la lectura. Surgen microeditoriales consagradas a la publicación de autores y proyectos al margen de la gran industria, los clubs de lectura han dejado de ser una extravagancia para ratones de biblioteca, y los libros suponen un alivio ante la saturación de pantallas que vivimos, incluso en nuestros ratos de ocio. Conflictos como este son lo de menos, porque al final remiten a lo importante: nos gusta leer.
Cabecera | Till Butzke
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¿Se pueden leer demasiados libros al mes? Para muchos, hay un número a partir del cual ya es insostenible
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John Tones
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