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Un castillo y muchas dudas: cómo Brian Eno llegó a trabajar con U2 en uno de sus mejores discos

Un castillo y muchas dudas: cómo Brian Eno llegó a trabajar con U2 en uno de sus mejores discos

No conocía al grupo. Cuando a Brian Eno lo contactaron para asumir la producción musical de un nuevo disco de U2, ni siquiera tenía claro de quienes se trataba. Hasta entonces, los primeros años ochenta, se había mantenido aislado creando junto a su socio, Daniel Lanois.

“Brian y yo habíamos estado trabajando en Canadá, en un pueblo llamado Hamilton. Llevábamos unos años haciendo discos de ambient [incluyendo Apollo], unos discos buenísimos", rememoró Lanois, quien recientemente trabajó con Arcade Fire, en charla con Pitchfork.

Según Lanois, en ese período hubo interés por contar con sus servicios. Y de nombres ilustres. “Recibí muchas llamadas: David Bowie llamó, Iggy Pop al día siguiente. Ninguna a mí, todas a Brian. Brian estaba en plena actividad discográfica en ese momento. Estaba al tanto de todo en Nueva York, y entonces dijo que ya no producía discos”.

Daniel Lanois y Brian Eno

Cuando a Eno lo contactaron desde la oficina de U2 para trabajar con ellos, en principio dudó. “Nunca había trabajado con ese tipo de música y no estaba del todo convencido de ser la persona adecuada. Pensé: ‘Bueno, puedo manejar bien las ideas, pero ¿podré manejar bien la producción tradicional?“.

Así, planteó su condición. “Sabía que Danny era un gran productor, y aunque la relación entre la banda y yo no funcionara, seguirían contando con un productor excelente. De hecho, funcionó muy bien”.

Fue entonces que Daniel Lanois dio el empujón decisivo. “Le dije [a Brian Eno] que me interesaría trabajar con ellos porque quería hincarle el diente al rock and roll. Me dijo que quizás podríamos presentarnos. Más allá de mi deseo de hacer un buen trabajo, sentía que tenía algo que aportar porque tenía un deseo ardiente. Así que aceptó una reunión y fuimos a Irlanda con la idea de que participara en el disco de U2″.

Antes, Eno se sentó al teléfono con Bono, el cantante de U2. “Le dije: «Mira, lo que me preocupa es que pueda cambiar las cosas de forma irreconocible. Puede que a la gente no le guste especialmente la nueva versión que surja de esto». Y él dijo: «Bueno, en realidad queremos cambiar de forma irreconocible. No queremos repetir lo que hemos hecho antes»“.

U2 en 1984

Precisamente, U2 buscaba mutar de su sonido inicial, más cercano al heroico postpunk crudo, que había plasmado hasta su tercer álbum, War (1983). Por ello, Bono y The Edge estaban escuchando algunos discos que les sugerían un sendero.

“U2 había estado escuchando New Gold Dream de Simple Minds como referencia, un disco que les gustaba -recuerda Lanois-. El panorama del sonido ambient les atraía. Creo que Bono quería llegar a un lugar más amplio que el rock and roll despojado".

Cuando los músicos de U2, conocieron a Eno y Lanois, notaron que sus personalidades eran complementarias. “Son muy, muy diferentes entre sí”, comentó Bono más tarde. “Brian da la impresión de ser una persona muy cerebral. Y Daniel es uno de los músicos más extraordinarios que he conocido, y la música está en él”.

Tan diferente era la dirección que buscaban, que incluso evitaron grabar en un estudio tradicional. La idea del grupo era replicar en la grabación su poderoso sonido de directo, por lo que deseaban un espacio lo suficientemente grande e inspirador, como para tocar juntos. Y lo encontraron.

Brian Eno, U2 y The Unforgettable Fire

El lugar fue el Slane Castle, una enorme casa de una finca del siglo XVIII al noroeste de Dublín. Así, en mayo de 1984, el grupo se concentró para trabajar el material en largas sesiones que arrancaban habitualmente a las 10 de la mañana y se extendían hasta la madrugada.

Para el trabajo se llevó una grabadora Stephens Electronics de 24 pistas y una consola Sound Workshop modificada. Eno y Lanois instalaron una sala de control en el salón del castillo y conectaron los cables al salón de baile contiguo, donde la banda tocaba.

Grabando The Unforgettable Fire.
Bono, The Edge y Brian Eno

Por su lado, Brian Eno componía piezas ambientales con su nuevo sintetizador Yamaha DX7 FM como para inspirar al grupo. Mientras, Lanois se concentró en trabajar con la sección rítmica, Larry Mullen Jr y Adam Clayton.

Fue entonces que grabaron la mayor parte del material de The Unforgettable Fire. Un disco que mostró a la banda en un momento de madurez musical. Se trata de una colección de temas de mayor complejidad como Wire, A Sort of Homecoming y en emotivos pasajes ambientales que suenan en cortes como 4th of July, Pride (in the name of love), MLK y Bad.

Al final, presionados por el arranque de la gira del grupo y el final del tiempo de estudio, U2 debió trabajar a un ritmo de 20 horas diarias. Lo que obligó a Eno y Lanois a repartirse en las labores de producción musical y supervisión de los overdubs o sobregrabaciones. Finalmente, todo acabó en los Windmill Lane Studios.

Daniel Lanois, trabajando en las sesiones de The Unforgettable Fire. Sentado, pensativo, está Brian Eno.

“Creo que hicimos lo mejor que pudimos con lo que teníamos -rememora Lanois-. Teníamos muy pocas herramientas y no hubo influencias externas. Estábamos unidos como un equipo, y lo logramos gracias a lo que aportamos”.

La relación de Eno con U2 se extendió hacia su siguiente trabajo, el aclamado The Joshua Tree y en otros momentos, como el proyecto experimental The Passengers. Incluso, en 2024, The Edge reveló que junto al productor han estado trabajando en “música nueva y loca”.

“Bono y yo estamos trabajando en una especie de música folk irlandesa de ciencia ficción, un poco loca”, explicó. “Que podría acabar formando parte del nuevo álbum de U2. Aún no estamos seguros, ya veremos”.

Fuente

LaTercera.com

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