Werner Herzog rechazó la tentadora oferta de una tribu peruana de matar a su protagonista, pero éste se negó por una buena razón
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Werner Herzog rechazó la tentadora oferta de una tribu peruana de matar a su protagonista, pero éste se negó por una buena razón

El director alemán Werner Herzog nunca ha sido ajeno a los desafíos extremos, pero durante la filmación de una de sus películas más ambiciosas, llevó el concepto de "cine de autor" hasta sus límites más peligrosos: a principios de los años 80, Herzog se internó en la selva amazónica del Perú con un pequeño equipo, toneladas de equipo cinematográfico y un barco de vapor real que debía ser arrastrado montaña arriba, sin efectos especiales, como parte del argumento en una cinta que muchos consideran maldita, gloriosa y casi imposible de filmar llamada 'Fitzcarraldo'.
Para el papel principal eligió a Klaus Kinski, un actor de talento indiscutible pero famoso por su carácter incontrolable: aunque Herzog y Kinski ya habían trabajado juntos en títulos como 'Aguirre, la ira de Dios' (1972), donde también surgieron conflictos intensos, en la selva peruana el caos alcanzó otro nivel.
Kinski no solo se enfrentaba violentamente con el equipo técnico, sino que humillaba y maltrataba constantemente a los extras nativos, contratados en su mayoría de comunidades amazónicas locales, generando una tensión tan extrema que en varias ocasiones el rodaje estuvo a punto de colapsar.
El ambiente en el set se volvió insostenible. Herzog ha contado que, en una noche particularmente densa, uno de los jefes nativos de la tribu machiguenga que colaboraba con la producción se le acercó en privado con una oferta escalofriante: podían matar a Kinski como parte de la película si él lo deseaba.
Lo decían en serio. Herzog, aunque reconoció que la idea fue tentadora, declinó la oferta, explicando que aún necesitaba al actor para terminar la película.
Una cinta con grandes bajas
Técnicamente, la producción fue un infierno logístico. No había efectos visuales ni modelos: Herzog decidió, con una obsesión casi quijotesca, que el barco debía cruzar una montaña con la fuerza humana de los nativos, tal como lo hacía el personaje principal en la historia.
Esto implicó construir poleas, usar troncos como rodillos y lidiar con las lluvias, el barro, los insectos y la selva virgen. El presupuesto se disparó, la filmación se retrasó por años y el elenco original (Jason Robards y Mick Jagger, nada menos) abandonó el proyecto por problemas de salud, lo que obligó a Herzog a reiniciar buena parte del rodaje con Kinski.
A pesar del sufrimiento, del desgaste físico y psicológico de todo el equipo, la película se terminó. Herzog la considera una de sus obras más personales, una alegoría sobre la obsesión, la ambición y el enfrentamiento con la naturaleza que dio como aclamada en Cannes, donde ganó el premio a Mejor Director.
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Joel Calata
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