El Vaticano dijo a España que el Mercedes del papa no cabía en el Bernabéu, Seat tuvo una idea y obró un milagro: hoy es una pieza de museo
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El Vaticano dijo a España que el Mercedes del papa no cabía en el Bernabéu, Seat tuvo una idea y obró un milagro: hoy es una pieza de museo

Juan Pablo II se montó en un Panda en Madrid y Barcelona en 1982. Los ingenieros lograron adaptar el modelo y hacerlo papamóvil
Hay en el catálogo de Seat un coche del que, leemos, se produjo una sola unidad. Se trata de un Panda muy particular, un pick-up dos puertas con plataforma reforzada, por lo demás con las modestas características de este clásico en cuanto a potencia, 45 CV, o velocidad máxima, 180 kilómetros por hora y sin blindaje, algo llamativo dado el también único uso que tuvo, nada menos que hacer de papamóvil para Juan Pablo II. Pero apenas recorrió unos metros. La historia es curiosa.
El 31 de octubre de 1982, Karol Wojtyla emprendió su primera visita a España como sumo pontífice, un acontecimiento que supuso un desafío para nuestro país, principalmente de seguridad, y cuidó cada detalle. Sin embargo, algo no encajaba, concretamente el vehículo del líder de la iglesia católica para bendecir, saludar y ser visto. Las calles no eran un problema, pero no cabía en dos espacios muy concretos, precisamente los dos en los que se daría su mayor baño de masas.

El Seat Panda fue papamóvil
Así que tocó improvisar. Y la solución fue muy española: Seat se las ingenió para adecuar un Panda, el utilitario de moda aquellos años, en formato papamóvil. El equipo de Wojtyla no requería precisamente de un coche amplio y así lo hizo saber al Gobierno. Al contrario, tenía que ser estrecho: no había otra forma de poder acceder ni maniobrar con él en el Santiago Bernabéu en Madrid ni en el Camp Nou en Barcelona. Solo sería usado en esos recintos.
La marca lo hizo en tiempo récord. No fue en la fábrica de Martorell, donde se trabajaba en el futuro Ibiza, que llegaría poco después, en 1984. Ingenieros se desplazaron a la Zona Franca de Barcelona y en solo dos semanas hicieron realidad el papamóvil en un Seat Panda. Carrocería pintada de blanco, el lema de Juan Pablo II, totus tuus, en las puertas; banderas de España y el Vaticano en las aletas delanteras, sin ventanillas laterales y barras laterales para que el pontífice fuera bien agarrado o tapicería de piel.

“Es toda una joya”
“Toda una joya”, afirma en una reciente entrevista en Al Corte Podcast Isidre López, responsable de la colección de Coches Históricos de Seat. Es donde se encuentra este papamóvil. Precisamente en la Zona Franca hay un museo que alberga auténticos tesoros de nuestro automovilismo. La nave A-122 contiene cientos de modelos, desde el 1400 con el que comenzó todo en 1953, pasando por el mítico 600, los populares Córdoba o Toledo y hasta los modernos Cupra.
Pero de ellos, el papamóvil es el más sobresaliente. Fue utilizado por primera vez el 3 de noviembre, en Madrid, y por segunda y última vez el 7 de noviembre en Barcelona. En 2008, este Panda fue incluido en la exposición ‘Poder y Esplendor’ del Museum Mobile de Audi en Ingolstadt, Alemania, junto a otros vehículos de mandatarios de renombre. También estuvo en la Techno Classica de Essen, una de las ferias más prestigiosas de coches clásicos en el mundo, donde fue admirado por coleccionistas y aficionados.
Juan Pablo II utilizaba un papamóvil Mercedes-Benz 600 que fue adaptado para su uso durante su papado. En 1981, tras el atentado sufrido, el vehículo fue reforzado con medidas de seguridad adicionales. Su visita a España era todo un desafío y con este precedente resulta aún más sorprendente que tiempo después acabara sobre uno de nuestros coches más populares y recordados. Para Francisco, recientemente fallecido, se empleaba un Mercedes eléctrico.
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