Y de repente, una gran batería y el sol de Murcia me salvaron del gran apagón
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Y de repente, una gran batería y el sol de Murcia me salvaron del gran apagón

Tras una crisis, un par de inquietantes conflictos bélicos, el segundo mandato de Trump y una pandemia mundial, el mayor apagón de España no debería de haberme causado tanta inquietud. Pero en casa, a las tres horas de su inicio y con los peques recién llegados del colegio, su nerviosismo era muy evidente. Y el nuestro.
Sin red eléctrica durante casi 12 horas y desconectados del mundo casi las mismas horas salvo por la bendita radio a pilas, en casa la tranquilidad para la tensa e indefinida espera nos llegó de la manera más inesperada: el radiante sol de Murcia y unas baterías a prueba en Xataka. Esta es la historia de cómo unas placas solares conectadas a una gran batería mitigaron en casa el gran apagón de España.
La realidad de que todo funciona con electricidad
La puerta de entrada/salida del centro de trabajo, que habitualmente abrimos mediante una aplicación instalada en el móvil, solo hizo caso a nuestra necesidad de salir de manera urgente cuando el conserje, llave analógica en mano, la abrió y tiró de ella bajo los casi 30 grados de las dos de la tarde en Murcia. A finales de abril.
En el trayecto en coche a casa, con el depósito cerca de la reserva y sin saber a ciencia cierta si los surtidores necesitan alimentación para funcionar - ni posibilidad de googlear la respuesta a mi duda - la radio era el único punto de conexión con la situación real. Porque las teorías sobre qué estaba ocurriendo no tardaron ni 10 segundos en correr de boca a oído y a otro oído ... de repente, todo el mundo había hablado con algún familiar en el extranjero que le confirmaba sin lugar alguna a dudas que era un tema europeo. Qué digo europeo, mundial.

Con las pocas noticias que pude escuchar sobre lo que estaba ocurriendo llegué a casa. El ambiente era muy similar al de la pandemia, con la incertidumbre dominándolo todo. Y la sensación de estar viviendo demasiadas cosas por primera vez.
La comida del mediodía se tuvo que improvisar atendiendo a unos criterios muy claros: usar lo perecedero de un frigorífico que no sabíamos cuando volvería estar operativo y recurrir a la barbacoa a gas del patio. Sí, la cocina de inducción no se lleva bien con la falta de electricidad.

Ya con la serenidad que da el estómago bien atendido, a modo de juego para calmar a los peques, analizamos la situación en casa y trazamos de manera conjunta un plan para la tarde. Buscamos linternas, portátiles, “powerbanks” y cualquier dispositivo que pudiera cargarse. Los smartphones y tablets entre ellos. Para hacerlo teníamos un inmenso, literalmente, aliado en casa: unas baterías de Ecoflow a prueba en Xataka.
Hora de recargar todo lo recargable. Y cocinar lo “cocinable”
Con la carga interna de la baterías, una principal de 4.000 mAh y una auxiliar de la misma capacidad, casi al 80%, los cuatro enchufes y cuatro puertos USB (dos de tipo C y dos de tipo A) empezaron a recargar todo lo recargable que encontramos en casa. Incluidas las pilas que ya sabemos que deben estar en todo kit de emergencia que se precie.
El objetivo era que, si la situación se alargaba hasta la noche, pudiéramos disponer de dispositivos operativos y por supuesto de luces listas para que, al menos en casa, la situación fuera lo más parecida la normalidad.

Dado que todavía era el inicio de la tarde en Murcia, las baterías seguían recargándose al ritmo habitual en su “hora punta”, unos 1.000-1.200 W por hora. Una de la grandes ventajas de estas baterías de Ecoflow para su recarga es que se pueden alimentar tanto desde la red eléctrica como conectadas directamente a placas solares.

Esta situación de excedente energético la aprovechamos tanto para cuestiones menos importantes como relajarnos con un café recién hecho como para usar ciertos electrodomésticos tipo Thermomix, el microondas o un pequeño horno eléctrico. Todo lo que pudiéramos aprovechar de esa energía solar nos parecía una buena idea en esos momentos. Cosas de situaciones que se viven por primera vez.

También nos alegramos en casa de haber almacenado una vieja radio analógica porque, sin datos ni teléfono funcional, era nuestra única fuente de información fiable.
El gran apagón no era esta vez por calles. Ni barrios. Ni tan siquiera por ciudades. Pero lo más alarmante era que la duración del mismo era una gran incógnita. Así que los poquísimos momentos de conectividad nos permitieron ofrecer nuestras baterías a familiares y amigos que vivían cerca para que recargaran sus teléfonos móviles.
Y sin sol, las baterías toman el control de la casa
Con las diferentes informaciones oficiales sobre todo lo ocurrido llegando vía radio pero a cuentagotas, el atardecer nos alcanzó en casa con la incógnita sobre lo que tardaría la red eléctrica de nuestra zona de Murcia en estar operativa. Así que sin sol, llegó el momento de empezar a exprimir la energía almacenada durante todo el día hasta agotarla.
El sistema que tenemos a prueba de Ecoflow no permite la inyección de energía a la propia red de casa si ésta no está conectada a la general. Pero su potencia de salida de hasta 4000 W nos da la posibilidad de usar electrodomésticos potentes de manera puntual, como hicimos con el depósito-termo de agua o el microondas.

Llegada ya la noche, la batería portátil (aunque de mucho peso) quedo establecida en la primera planta de casa, donde, con ayuda de extensores de enchufes, mantuvimos varias luces del salón encendidas al tiempo que el televisor con alguna serie almacenada en local ya que la TDT tampoco era una posibilidad. Y lo más importante, el frigorífico de casa permanecía plenamente funcional.
Con esa sensación de cierto control momentáneo de la situación nos fuimos a la cama todos en casa. Seguíamos sin conectividad ni red eléctrica pero con la certeza de que la batería aguantaría toda la noche alimentando el frigorífico y la seguridad de que con las primeras luces del día, nuestra momentánea tranquilidad energética volvería a cargarse para resistir unas horas más si hiciera falta gracias al día soleado que se esperaba en Murcia.
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La noticia
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Javier Penalva
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