Los médicos advierten de que llega el gran cansancio: cómo afecta el cambio al horario de verano en tu cuerpo y en tu patrón de sueño

Los médicos advierten de que llega el gran cansancio: cómo afecta el cambio al horario de verano en tu cuerpo y en tu patrón de sueño

Según los expertos, el cambio al horario de verano altera los ritmos biológicos, lo que puede provocar una serie de problemas El cambio al horario de verano altera los ritmos circadianos (iStock)

El invierno ya se está acabando. Son buenas noticias, en algunos aspectos: significa que se empezará a ir el frío y que habrá mas horas de Sol. Pero también tiene su letra pequeña: con el fin del invierno llega el cambio de hora. Desde hace tiempo, existe un debate global - exceptuando la mayoría de países de América Latina y el continente africano por completo, donde no se aplica el cambio - sobre lo práctico y lo necesario de este ajuste. Ahorro de energía por un lado, repercusiones en la salud por el otro. Para muchos, el ángulo de la balanza queda claro.

En España, los relojes se llevan adelantando en primavera y retrasando en otoño desde 1918. Sin embargo, una encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) realizada en 2022 reveló la que la mayoría de españoles preferirían eliminar por completo esta práctica. En concreto, el 64% de los encuestados estaban a favor de acabar de una vez por todas con el cambio de horario. De todos ellos, un 92,9% opinaba que su fin debía ser inmediato. Por suerte para muchos, ya hay una fecha posible - aunque no puede, al menos todavía, grabarse en piedra - para el final definitivo de los cambios de horario: según el calendario oficial del BOE, el 25 de octubre de 2026 podría ser la última vez que se realice en España. Aún queda más de un año, eso sí: en 2025 se cambiará al horario de verano durante la noche del 29 al 30 de marzo; y el 26 de octubre se cambiará al de invierno.

Los efectos del cambio de hora en el cuerpo humano

Uno de los principales argumentos en contra de esta práctica es su repercusión sobre la salud de las personas. El cambio que peor se vive es el del horario de invierno al de verano, porque supone perder una hora de sueño. Los expertos afirman que esta pérdida es mala para el organismo: “Las investigaciones muestran que el horario de verano altera nuestro reloj biológico (circadiano) al reducir la exposición a la luz solar de la mañana, lo que retrasa nuestros horarios de sueño y puede tener efectos negativos en nuestra salud”, explicó la bióloga Carla Finkelstein, de la Sociedad para la Investigación de Ritmos Biológicos, al medio estadounidense Newsweek. Entre otras cosas, el cambio de horario puede causar somnolencia, fatiga, irritabilidad y cambios en el estado de ánimo.

Según asegura, “mantener el horario estándar durante todo el año es mucho mejor para nuestros ritmos circadianos, nuestra salud y bienestar general”. A falta de un año (mínimo) para el fin de esta práctica, de momento solo puede dar su consejo: “Intenta no acostarte tarde” la noche del cambio de hora.

La Dra. Catherine Lamblin, especialista médica en sueño, explica el motivo: “Como ya privamos a nuestro cuerpo de una hora de sueño ese día, tampoco deberíamos acumular fatiga. Podemos establecer la hora de dormir alrededor de las 11 de la noche“. Y tiene toda la razón: llegar al cambio de hora con una deuda de sueño acumulada sólo empeorará la situación, así que tampoco es recomendable dejar esa adaptación para la última noche. Lo más adecuado sería empezar a acostarse antes - tampoco excesivamente, sino unos veinte minutos - para ir adaptando al cuerpo poco a poco al nuevo horario. Además, al día siguiente del cambio de hora, ”deberíamos escuchar a nuestro cuerpo e irnos a la cama cuando nos sintamos cansados“, concluye la especialista.

El de invierno no es tan malo: de acuerdo con los expertos de la Sociedad Española del Sueño, el cambio de horario que se lleva a cabo en octubre facilita tener más horas de sueño y un despertar más natural, ya que suele coincidir con el amanecer. Por esto, la Sociedad considera que este horario “promueve un ritmo biológico más estable que el de verano”, lo que contribuye a mejorar el rendimiento intelectual y a disminuir la posibilidad de desarrollar diversas enfermedades, como algunas cardiovasculares, la obesidad, el insomnio o la depresión.

Pero es que además, según explicó a RNE la doctora en Fisiología María Ángeles Bonmatí, España tiene un huso horario que no le corresponde, ya que no coincide con su posición geográfica respecto al Meridiano de Greenwich. Al estar al oeste de este meridiano, debería tener el mismo horario que las Islas Canarias, que Portugal, y que el Reino Unido. Aunque en 1918 España sí se encontraba en el huso horario correcto, en 1940 se produjo un cambio para acercarse al horario alemán. Esto provoca que el cambio sea peor de lo que debería: “Lo que ocurre cuando se produce este cambio horario es que nos alejamos una hora más, y lo ideal sería llevar el horario solar”, explicó.

Bonmatí explica que “se produce un desajuste en nuestro reloj interno” cada vez que se produce un cambio de hora. Este reloj biológico (o ritmo circadiano) se encuentra en el hipotálamo, y marca la hora al organismo para ir ajustándose a las horas de luz y oscuridad. “Cuando cambiamos las señales horarias de nuestro cuerpo y nos vamos a dormir en un momento de luz diferente al día anterior, supone un cambio brusco para nuestro cuerpo, que necesita días de adaptación“, explica. Esto provoca, además, una alteración en la secreción de melatonina, que actúa regulando los estados de vigilia y de sueño en función de la luz solar. Dicho de otra forma: a más luz, menos melatonina. Si anochece una hora ”más tarde", la función de inducción de sueño que tiene dicha hormona también se producirá de forma más tardía.

Y, a partir de ahí, es todo un efecto dominó: como el horario de trabajo sigue siendo el mismo, el cuerpo simplemente asume que está madrugando más, lo que rompe la rutina de sueño. Esto provocará, potencialmente, que el cuerpo no descanse lo necesario, lo que a su vez traerá cansancio, fatiga, irritabilidad, hambre a deshoras o una falta de apetito. En resumen: todo apunta a que lo mejor sería volver a regir el tiempo sobre la base del Sol, por pura salud.

Fuente

Infobae.com

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